Nunca... (171) Las salidas de Galdón, Silvio y Revert, fin de la "primera" transición

Tenerife significó el fin de la transición que Polanco encargó pilotar a Eugenio Galdón en 1985 tras su llegada a la Ser de la mano de Ramón Varela y Joaquín Tena. Entre noviembre de 1991 y febrero de 1992 salieron del grupo Eugenio Galdón, Silvio González y Rafael Revert.

El 26 de Noviembre de 1991 se daba a conocer la salida, “a petición propia”, del consejero delegado de la Ser y director general de la División Audiovisual del Grupo Prisa, tras casi seis años y medio en el grupo. Galdón manifestó el mutuo acuerdo y entendimiento entre ambas partes al decidirlo algunos meses antes, pero que finalmente se había decidido aplazar al 31 de diciembre. Al comunicar su salida, Galdón se manifestó agradecido por "Esta larga experiencia de trabajo al lado de Jesús Polanco, que en 1985 me llamó para dirigir la Cadena SER y, más recientemente, mi colaboración con Juan Luis Cebrián en la dirección general de Prisa, y me han supuesto una valiosísima y positiva experiencia en el que hoy es el primer grupo de comunicación de España". Mas adelante señalaba que había "llegado el momento de emprender nuevas iniciativas,… y terminaba por señalar los grandes objetivos económicos alcanzados.

Un amigo común me dijo en cierta ocasión que Galdón había calculado mal su fuerza y en un momento determinado se planteo una meta muy ambiciosa; convertirse en el hombre de confianza de Polanco al margen de Cebrián. Nuestro común amigo me dijo que le advirtió que el tándem que formaban Polanco-Cebrián no era dúo si no dos caras de una misma moneda y no podría suplantar una de las dos. Falló en su estrategia, según nuestro común amigo, y tuvo que salir. En cualquier caso su destino, y el de los colaboradores que había llevado a la radio estaba escrito y tenía un final señalado. Planas duró dos años y medio y apenas veinte días después de la salida de Galdón, Silvio González, que había pasado unos meses antes de la Ser a Canal+, también dejaba el grupo.

La marcha de Galdón fue muy comentada y el mismo se encargó de hacerla emotiva a través de un circuito interno con los directores a los que nos dejó muy sorprendidos. Diferente fue el caso de Silvio González que se despidió con una carta correcta que personalizó para alguno con un saludo de su puño y letra final. Su marcha significó una entrada de aire limpio, o así lo sentí yo. Al menos yo respiraba mejor.

La salida mas sorprenderte fue la de Rafael Revert. Él no tenía nada que ver con los equipos de la transición, Rafa formaba parte del equipo histórico de la radio musical, pero ya se había ido Fernando Salaverri. Cuando me enteré del rumor que le situaba el frente de un proyecto musical en la Cope, donde habían ido a parar Eugenio y Silvio, le llamé inmediatamente para preguntarle sobre el tema, pero me lo negó rotundamente. Yo conocía a Rafa desde hacía casi 20 años por lo que era difícil que, a pesar de mi inmortal inocencia, me pudiera engañar, Aunque una semana mas tarde me confirmó su salida aclarándome que cuando le llamé no podía decir nada porque “su tema” no estaba cerrado aún.
Fin de la transición

Luis Merino accedía a la dirección de Los 40 Principales y en el circuito interno que se montó para despedir a Rafa y dar la bienvenida a Luis éste resaltó todo lo aprendido junto a él y le advirtió con una frase que venía a decir algo a sí como “Hemos aprendido tanto a tu lado que no podrás competir con nosotros, superaremos lo que has conseguido y te ganaremos”. Los retos de Luis eran grandes: además de Los 40, ahí estaban Cadena Dial, Minuto y una experiencia con Los 40 en Francia denominada M-40 que se convertiría en un caramelo envenenado al que habían enviado a Javier Pons. Efectivamente, poco antes de irse Galdón del grupo se había firmado la compra del 48% de Sodera, una sociedad que provenía de la fusión de varias empresas y emisoras independientes francesas para explotar en el país vecino la nueva cadena de radio. M-40 adoptaba la fórmula de Los 40 Principales comenzando a emitir el 6 de enero de 1992, con cobertura nacional teniendo su principal emisora en París, y la antena en la misma Torre Eiffel.

Tras la marcha de Galdón, y un mes antes de producirse la de Silvio González, el Consejo de Administración de la Ser nombraba a Augusto Delkáder director general, Adolfo Valero pasaba a ocupar el puesto de consejero delegado, Pío Cabanillas, era nombrado director del área audiovisual de la división de Prisa y Juan Ruiz de Gauna, director general de Sogetel. A partir de comienzos de 1992 la Ser ya estaba dirigida por personas del grupo del presidente, la transición había terminado y la preparación directiva de los nuevos mandos en el sector radiofónico se había realizado como una ósmosis perfecta entre los que llegaron siete años atrás y los veteranos, esos profesionales que al margen de los diferentes propietarios habían estado haciendo durante toda su vida lo que mejor sabían hacer por amor a su empresa, radio. Ambas partes se habían ido conociendo  y ya era llegado el momento de abrir una nueva etapa radiofónica en la que la información sería el buque insignia de la cadena. Así lo requerían los acontecimientos previstos del nuevo año como eran la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona en los que la Ser a través de sus cuatro cadenas se iba a volcar.

Pero unos negros nubarrones se ceñían sobre el liderazgo de audiencia de la cadena Ser. Lo que nadie podía imaginar era que tormenta que se avecinaba con el cambio de liderazgo en la audiencia provocara a la vez un tsunami desde dentro de la misma empresa beneficiada, hasta el punto de socavar sus cimientos y llevársela por delante: ¿Vanidad o soberbia? Antenicidio”.

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