Una noche de otoño

A mis hijas que son lo mejor de mi vida

A modo de presentación

Desde el fallecimiento de Joaquín Luqui, el 28 de marzo de 2005, hasta el 4 de enero de 2007, la vida me tenía reservado un tiempo de intensas emociones que he intentado poner en orden a través de una serie de cartas que, dirigidas a mi amigo, se las enviaba a quien durante catorce meses se convirtió en el centro y eje de mi vida, provocando sensaciones y vivencias que sirvieron para afrontar una época de cambios que sirvieron para que volviera a disfrutar de la vida y paladear detenidamente la ilusión de vivir cada minuto. Este es el relato de aquél tiempo que hoy sigue sin tener final porque la historia encierra en sí misma el alfa y el omega. La historia es el principio y el fin.

No es un día cualquiera

El 28 de octubre de 2011 se conmemoraban los 125 años de la Estatua de la Libertad, 55 años de TVE, 29 años de Ser Guadalajara, 11 años del fallecimiento de Rafael Alberti y -en mi caso- 6 años del cambio de una vida. Realmente el 28 de octubre es una fecha que me ha marcado y casi tan señalada como la del 5 de octubre, cuando nací; podría decir que tengo dos signos, Libra y Escorpio.

Es obvio que destaque el primer aniversario en este blog, el segundo se debe a lo que marcó nuestras vidas durante 30 años al ser la única ventana que teníamos al exterior, un exterior censurado, en blanco y negro pero con programas y series con las que crecimos varias generaciones, el tercero evoca la puesta en marcha de una emisora de radio, y ese es un hecho irrepetible e inigualable en las vidas de las personas que tuvimos la fortuna de emprender aquella maravillosa aventura, la cuarta es la marcha del poeta  que mejor representa la reconciliación de un país en su transición y la quinta la cuento a partir de aquí. 

Cuatro cartas a Joaquín Luqui

En ocasiones la vida te hace un guiño, te da una señal o en el mejor de los casos directamente se encarga de cambiarte el rumbo. Entonces te llega el “Cuando”. Se aprovecha de tus amigos, familiares, conocidos o de cualquier circunstancia para conseguir su objetivo. Por supuesto que influye la disposición personal para ver esas señales, pero no siempre tenemos los ojos abiertos para verlas, o la mente está “entretenida” con aspectos menores y no las percibimos.

El 28 de marzo de 2005 se marchó Joaquín Luqui y con él perdí al confidente, al colega, al maestro, a mi amigo del alma, a mi otro yo en definitiva. Pero me dejó sus enseñanzas, recuerdos, experiencias, confesiones y sueños compartidos. Algo que hizo que comprendiera mejor, y viera con “otros ojos”, esas señales que la vida iba a darme a partir de aquel momento. Porque a partir de ahí mi vida giró en una nueva dirección.

Tenía que compartir con él las experiencias que viví entre octubre de 2005 y enero de 2007. Necesitaba volver a contarle desde el corazón, como había hecho siempre, todos los acontecimientos que se fueron sucediendo vertiginosamente en mi vida durante aquél periodo, pero en esta ocasión iba a ser diferente.

Hablándole desde lo mas profundo de mi amistad tenía que escribirle para hacerle partícipe de lo que Ella me hacía sentir en forma de cartas que le enviaba realmente a la protagonista de la historia para, en ese triángulo virtual, poder sacar de mi todo un caudal de sensaciones imposible de controlar.

Joaquín y yo compartíamos el determinismo, creíamos en el destino, al margen de tener que trabajarlo, y éramos conscientes –eso me lo repetía constantemente- de que llegaría el "cuando"; ¿Y que era el "cuando" y "cuando" iba a llegar? Siempre contestaba el "cuando" llega "cuando" tiene que llegar, simplemente hay que saber verlo.

Podíamos decir que la historia comenzó el 5 de octubre de 2005, aunque el relato y las cartas no surgieron hasta la primera semana de marzo de 2006. Este es el resultado de lo que le conté a mi amigo sobre la Marinera en las cartas que le envié a Ella.

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Primera carta

Aquella noche…

Domingo, 5 de marzo de 2006

Hola marinera:

Este es el relato del que te hablé sobre nuestro encuentro. Está escrito como si me dirigiera a Joaquín, que el próximo 28 de marzo hará un año que se fue. Con el tuve una amistad entrañable y compartí unos años maravillosos. A él le cuento mis sensaciones y emociones y nunca le olvidaré. Lo he hecho así porque si el hubiera estado aquí habríamos tenido largas conversaciones sobre aquel día. Era mi amigo del alma, como tú dices, y nunca le olvidaré porque cada día que pasa le siento más cerca de mi.

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Querido Joaquín:

Joaquín Luqui
Siempre compartímos confidencias, inquietudes y experiencias. Te echo tanto de menos… Cada día que pasa, ahora que se va a cumplir un año de tu marcha, se hace mas duro, pero te sigo sintiendo tan cerca como cuando podían pasar meses sin vernos, sin hablar, pero ambos sabíamos que nos teníamos el uno al otro. Recuerdo nuestras conversaciones por la Gran Vía, nuestras partidas en la máquina del “Viejo Pulcro”, nuestros viajes a conciertos, entrevistas, las convenciones musicales…

Desde que te fuiste no me ha sucedido nada especial que contarte hasta el pasado mes de octubre. Pero ese mes fue diferente, definitivo, rotundo… No sé lo que va a ser de mi en el futuro, pero algo es seguro; yo no seré el mismo ni nada será igual.

Necesito volver a disfrutar una vez más de nuestra amistad y contarte lo que viví hace cuatro meses. Fue así, o como lo recuerdo y guardo para mi, y quizás algún día, para ella. Esta vez quiero contarte que he conocido a un ser maravilloso, como es, qué hace, lo que me ha producido y lo que siento.

No sabía si ella creía en el poder de la imaginación o la fuerza de la mente. Tú sabes que en la radio una palabra tiene mas fuerza que mil imágenes. Tras conocerla intentaba imaginarla trabajando, en su ambiente, en su mundo, con su gente,… Pero sobre todo cómo deseaba la llegada del fin de semana para disfrutar de los amigos, las citas, reuniones, fiestas y tradiciones de su pueblo y su playa.

Pero sobre todo el aroma, color e intensidad del mar, de su bahía, su barca, sus rincones de pesca y sus lugares íntimos y no compartidos. Esos rincones donde se encontraba consigo misma, donde era ella en su total y auténtica dimensión como ser humano y mujer, y que a mi me mostró, pero eso querido amigo no lo conocerás por mi porque ella, y solo ella, muestra su mundo a los elegidos y yo me sentí un privilegiado cuando me envió las fotos de esos lugares. Es de esos rincones que nunca reconocerás a no ser que la acompañes porque solo destellan cuando ella los habita. ¡Que maravillosa es la mente y la imaginación!

Lo que te cuento es la historia de un encuentro mágico vivido en las últimas horas del viernes 28 y primeros instantes del sábado 29 de octubre. No he mirado la conjunción de los astros, como te gustaba hacer a ti, ni sé que planetas gobernaban el firmamento esa noche, pero si recuerdo que esa noche la luna era menguante y solo había un magnetismo maravilloso en la isla, ella.

Un soneto

Creo que todo empezó el día de mi cumpleaños; ¿Recuerdas “West side story”? -¡cuántas veces vimos la vimos juntos!- ¿Recuerdas la secuencia en la que Tony le dice a Riff que siente algo especial en el aire, que siente que va a pasar algo, que se despierta por la noche y tiende la mano hacia algo invisible? Pues algo de eso sentí yo a media mañana del pasado 5 de octubre cuando una especie de relámpago de felicidad me inundó, me invadió y envié un sms general en el que decía: “Es mi cumple (55) y me encanta”.

Pasaron los días sin que sucediera nada especial, pero todo salía perfecto; la reunión del jurado de los Ondas, los preparativos de la Asamblea Anual de la radio, el viaje a Ibiza, todo.

Pedro, Marisol y yo habíamos quedado a primera hora de la mañana del miércoles para viajar juntos. Desde la vieja Terminal 1 de Barajas vimos el otoñal amanecer de un día despejado. Al llegar a Ibiza y tras los preparativos de las reuniones fuimos a pasear. Hacía una noche espléndida, había magia y una hermosa sensación nos acompañó durante todo el recorrido por las murallas hasta que llegamos al restaurante.

Cena en Can Alfredo
Allí coincidimos con Gaspar, Manuel y sus esposas. Disfrutamos de una cena inolvidable servidos por un maitre muy “peculiar” y con el equipo del programa “¿Dónde estas corazón?” de vecinos de mesa.

Con motivo de nuestro viaje Jean Michel Bamberger y Juana Biarnés -¿Los recuerdas?- nos habían invitado a cenar en su restaurante en San José al día siguiente. Ese fue otro momento indescriptible porque no hay palabras para narrarte las sensaciones embriagadoras que producían el aroma del Galán de Noche y el jazmín, la luz del lugar y el recibimiento que nos hicieron. En cualquier caso quédate con una sensación irrepetible que forma parte de esos momentos que la vida te regala y nunca olvidas.

Y llegó el viernes. Las sesiones se desarrollaron con normalidad. Por la tarde tenía cerradas dos entrevistas de Francino con los medios ibicencos y eso nos hizo llegar tarde a la cena oficial con el President. Carles iba de sport porque a úlñtima hora decidió no cambiarse para la cena, y nos dirigimos al salón acompañados por Iñaki Gabilondo. Llegamos cuando todos estaban sentados esperando la señal para que los camareros comenzaran a servir la cena. Ellos fueron a la mesa de Matas y Polanco, y yo…
Ibiza 

Me tenía que sentar en la mesa 12 aunque había insistido a Conchita, nuestra jefa de Relaciones Públicas que no me ubicara según el protocolo porque quería estar con mi amigo Benja en las mesas sin numerar. Al final tuve que ir a la señalada con el personal del Consell de Mallorca.

No me había sentado aún cuando tuve que colocar Andreu Manresa, corresponsal deEl País en la mesa del director de la cadena Ser. Cuando volví, y tras sentarme, levanté la vista para saludar y, enfrente escoltada por dos miembros de seguridad a ambos lados, allí, en aquella mesa y frente a mi, la encontré.

Al verla sentí un escalofrío, un calambre… Me sentí Toni frente a María en el baile del Gimnasio; todo se nubló, nada existía en el salón cuando levanté la vista. Solo pude hacer un saludo con un gesto que ella me devolvió. Cuando pude reaccionar les pregunté a Pedro y a Conchita quienes eran nuestros compañeros de mesa y vagamente me contestaron “Son de protocolo del Govern”.

Joaquín, tú sabes que mi timidez me ha hecho perder oportunidades, pero en ocasiones -ya me conoces- soy algo impulsivo. Al acabar los discursos los “acompañantes” se fueron con el President pero ¡Ella no se iba! se quedó sola, abandonada…; “¿No se iba con ellos?”. Tras unos instantes de duda un resorte imposible de detener hizo que me levantara para ir a sentarme a su lado su lado.

La melena de color castaño con algún reflejo mas claro le caía ondulándose por los hombros. La piel blanca, tersa y suave sin apenas maquillaje que se dejara notar. Un ligero y fino color negro de lápiz rodeaba sus ojos, oscuros y profundos como el mar que amaba. La nariz, también mediterránea, recta y helénica. La boca estaba delimitada por unos labios perfectos de tamaño y dibujo con un ligero brillo. Al abrirse se mostraba franca, similar a la de Julia Roberts, pero menos exagerada. Además del rostro lo que mas me llamaba la atención, y lo sigue haciendo, era la profunda belleza de sus ojos; intimidan realmente por su expresividad y acompañaban el gesto de alegría cuando su boca se abría para sonreír y mostrar lo que Víctor Manuel bautizó en una ocasión como una hermosa nube blanca refiriéndose a la sonrisa de Ana Belén. El cuello, largo y elegante no portaba ningún adorno. Las manos suaves y cuidadas reposaban sobre la mesa mientras en alguna ocasión sus largos dedos jugaban con un anillo, un bolígrafo o algún objeto de la mesa de forma distraída.

Era curiosa la serenidad con que se manifestaba; apenas hacía énfasis en sus comentarios simplemente los apoyaba con un ligero movimiento de las manos, mas bien era la expresión de la cara la que reafirmaba sus comentarios o con la que mostraba interés por lo que escuchaba. Vestía una camiseta blanca bajo un traje de chaqueta azul oscuro de finas listas y zapatos oscuros.

Y ahí, amigo mío, empiezo experimentar unas maravillosas sensaciones que me acompañan desde entonces, pero no adelantaré acontecimientos porque ahora habla ella. Me gusta imaginar como vivió ese día hasta el encuentro, quizás fue así:

Me había levantado, como todos los días, alrededor de las 6 de la mañana para vivir una larga jornada que, como siempre que no había algún acto protocolario, finalizaría alrededor de las 3 de la tarde. Era viernes y quizás el último fin de semana que podría disfrutar del buen tiempo e ir a pescar con la barca. La mañana transcurría con normalidad, como cualquier otra, hasta que a mediodía me llamó el “jefe” para darme la mala noticia: La Ser estaba celebrando esos días su Asamblea Anual en Ibiza y por la noche se ofrecía una cena oficial a la que iba a acudir el President Matas y puesto que la Presidenta del Consell no podía asistir le tocaba a él representarla y tenía que acompañarle.

¡Joder, a la mierda el fin de semana!,… Y ahora a sacar los billetes, organizar viaje, etc. Me pide que le cambie el vuelo ¡hasta dos veces! Para que al final me diga que coge un vuelo particular. Me ofrece ir con él pero algo me dice que lo rechace. Yo iré en vuelo comercial por delante y nos encontramos en el hotel.

Como deprisa, vuelvo a casa, cojo lo necesario y regreso a la oficina por si hay alguna novedad. De ahí al avión. Al menos regresaría el sábado por la mañana y tendría tiempo para descansar el resto del sábado y el domingo.

El vuelo es muy breve, pero al llegar a Ibiza siento una extraña, pero cálida sensación, mas allá de lo familiar que me resulta la isla. No se describir, pero resulta agradable. Llego al hotel y tras registrarme subo a la habitación, me ducho, me cambio de ropa y… suena el teléfono; ¡No me lo puedo creer!… al final no puede venir el “Vice” porque hay niebla en Palma y no puede salir su vuelo. Me he quedado sola con el personal del Govern; ¡Que remedio! veamos como se presenta la noche y tras la cena vuelvo a la habitación llamo a María Antònia, echamos una risas y mañana a primera hora de vuelta a casa…

A las 20,00 horas hay que estar en el cock-tail de bienvenida. Me quedaré con el personal del Govern porque no conozco a nadie. Por suerte esto va a ser breve porque el president se tiene que ir pronto. ¡Cuanta gente hay…! así que aquí están todos los jefazos de la Ser… Ahí están Polanco y Cebrián, pero no veo a nadie mas… ah sí, ahí está Àngels Barceló… Tras una copa de vino entramos en el salón. Me siento con los miembros de protocolo y seguridad y con algunas personas del departamento de relaciones Públicas de la radio y… han dejado un hueco libre.

Veo entrar a Iñaki Gabilondo con Carles Francino, este parece mas alto de lo que creía, y un acompañante rapado –que curioso lleva un traje parecido al mío. Parece que esto va a empezar, ¿pero no se sienta nadie mas en la mesa? Estaremos menos apretados.

El “rapado” que iba con Francino se ha sentado en nuestra mesa delante de mi… Me saluda, le respondo. Apenas hablamos nadie de la mesa. Antes de que se sirva la cena se producen los discursos protocolarios. El president se va a Roma. Ahora llega lo peor porque se van todos y me dejan aquí sola en una mesa con gente a la que no conozco. En cuanto me acabe el helado me marcho. ¿Qué dice el rapado? Se ha levantado y viene hacía aquí: “No te vas a quedar sola, te acompaño en los postres”.

Yo le hablé de Neil Diamond...
Joaquín; esto es lo que la mente me hace crear como real, pero verás que no hay sensaciones, no hay emociones porque son intransferibles y no puedo entrar en ellas porque es una mujer muy reservada, prudente, discreta y con mucho tacto, que solo con el tiempo, y muy lentamente, se va abriendo cual rosa que muy despacio y solo con el calor del sol de la confianza va mostrando cada uno de sus pétalos dándote a conocer sus aromas… El tiempo se había detenido, no existía el reloj…

La conversación fluía rápida; el trabajo en el Consell, en la radio, el mar, la música… ¡oh si, la música, ya sabes! Descubrimos que nos gustaba el mismo tipo de canciones y ritmos. Yo le hablé de Neil Diamond, de los Moody Blues, de Simon & Garfunkel,… ella de Michael Bublé y de Eros Ramazzotti. Me contó su intención de ir al concierto del croner canadiense en Barcelona. Tenía toda la información del concierto de Madrid y nos comprometimos a contarnos al día siguiente los conciertos de cada ciudad.

...ella de Michael Bublé...
Me contó que se había lanzado a comprar las entradas de forma impulsiva para el concierto del 12 de diciembre en el Palau San Jordi, el día de su cumpleaños. Yo le ofrecí la posibilidad de venir al de Madrid y comparar los dos conciertos. Hace unos días me dijo que tenía que haber insistido mas porque se arrepentía de no haberlo hecho, pero aquél 13 de diciembre en el Madrid Arena yo la sentí a mi lado y ella me confesó que “estuvo conmigo”.

Cuando quisimos darnos cuenta habían recogido las mesas y estaban apagando las luces. Le animé a tomar una copa en la terraza de la piscina, pero tenía que levantarse temprano. Yo me hubiera pasado la noche conversando y la hubiera acompañado al aeropuerto al día siguiente. Quería retener cada instante de esa noche, de esa conversación. Todo era mágico. Cruzamos el jardín que separa los dos edificios del hotel y la acompañé al ascensor, y ¿sabes?: No recuerdo si le di un beso de despedida.

Al día siguiente al bajar a desayunar la busqué con la mirada, pero no la encontré.

Ahora estoy aquí, sentado, el día de mi santo –si, hoy es 8 de marzo- cuatro meses después contándote esos mágicos días vividos en Ibiza; el paseo en la noche del miércoles, la cena en Can Alfredo y las risas que echamos con el camarero y los de Antena 3.

Las jornadas de trabajo, la rueda de prensa,… todo fue perfecto durante aquellos días. Aún hoy siento el magnetismo del ambiente. No se que sucederá en un futuro, pero aquellos días en Ibiza y aquella cena me han marcado, y ya nada es igual. El mes de octubre de 2005 ha significado un giro en mi vida y ya nada va a ser como antes. Sabes a qué me refiero y, pase lo que pase en el futuro, aquella noche y estos meses me han servido para dar un giro a mi vida y darme cuenta de que estoy vivo; me siento resucitado.

El estrambote

El lunes 31 fue un día extraño, vacío, pero tenia que centrarme en la entrega de los Ondas que se celebraba el jueves, así que tras despachar los temas atrasados por la semana de ausencia me puse a cerrar los flecos pendientes de la Gala en el Teatre del Liceu de Barcelona.

El jueves 3 de noviembre a las cinco de la tarde había quedado en el teatro con los fotógrafos para ver el lugar asignado a la prensa y los ángulos adecuados para su trabajo. Era pronto y me encontraba solo en la platea. En el escenario, un piano y en ese instante se oyó una voz que decía: “Orozco y Silvas a probar”.

Con los primeros compases de “What you are made of” me quedé parado, petrificado; me dejé caer en una butaca. La emoción era intensa. Mi mente se fue a con ella, y sentí la fuerza de su presencia a mi lado, solos los dos en la platea. Acabando la canción que interpretaban a dúo Lucie Silvas y Antonio Orozco a él le dio un ataque de risa y tuvo que parar. Se fijó en el único espectador del ensayo, me miró y dijo “¿Estamos bien, verdad? hay magia”.

Como hubiera disfrutado ella esos instantes. Repitieron la prueba y me dije que de vuelta a Madrid tenia que localizarla, contárselo; sentía la necesidad de oírla de nuevo, de hablar con ella, de compartir esas emociones y cuando fuera posible vivirlas juntos en algún concierto.

El viernes la llamé.

Me viene a la memoria una frase que me escribió en un libro que me regaló, en los que me señalaba sus rincones de pesca; decía “Nuestra amistad es como el mar, se ve el principio pero no el final”. Amigo te confieso que me gustaría que me guiara por ese mar para conocer a dónde nos puede llevar. Sin mas compromisos que la propia libertad individual disfrutando de esa sensación que ofrecen una barca, el viento y las corrientes marinas. Descubriendo a cada instante el rumbo que el capricho del timón del destino nos marque, solo guiados por los hados de la mitología griega.

Desconozco si mantiene el deseo de navegar en solitario; Si acepta compañía en su singladura, a pesar de la distancia, sería maravilloso, pero si no es así me quedaré en la orilla viendo como se aleja y deseando que tenga una feliz travesía, pero en cualquier caso me gustaría que supiera que, como la mujer de Ulises yo estaré en esa orilla esperando siempre su regreso. ¿Recuerdas, Joaquín, la canción de Serrat? Lo que si te puedo asegurar es que si la vuelvo a ver no le diré “tú no eres a quien yo espero”. En cualquier caso siempre le agradeceré lo experimentado aquella noche y los momentos que me ha ofrecido estos meses.

Un abrazo,

Johnny 
(como tu me llamabas)

PD: El Viernes, 28 de Octubre de 2005 en el calendario de la mesa podía leer la cita de Jack Rosenthal: La palabra escrita congela el pensamiento y lo conserva para el análisis

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Marinera:
Este es el relato. Lo he querido escribir dirigiéndome a un amigo que ya no está y en el que pienso a menudo. No quiero terminar sin decirte que no se que será de nosotros con el paso del tiempo pero “infinitas gracias a ti”, nunca agradeceré lo suficiente al destino haberte conocido porque como te dije en una ocasión conocerte me ha hecho feliz y parafraseando a Julia Roberts; “No me veas con los ojos de mirar, quisiera que me vieras con los ojos del corazón…

Un beso,
Juan

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Segunda carta

In Crescendo, una película y una canción

Hola marinera:

¿Cómo estas? ¿Cómo van esas reuniones de Thermomix? ¿Te manejas bien con los patés, zumos, batidos y salsas? Imagino que tu especialidad son las variedades de chocolate, ¿me equivoco? Me alegra que “A song for you” se haya convertido actualmente en tu canción preferida de Michael Bublé,  porque forma parte de la banda sonora de mi vida y esta nueva carta es como una canción, una melodía compuesta para ti: “My song for you”.

Intro
(Suena el rasgueo de cuerdas de una guitarra acústica)

Hace unos días volví a disfrutar de una deliciosa película, Notting Hill. Algunas de las escenas y frases son deliciosas como cuando una actriz de Hollywood, que gana 15 millones de dólares por cada película, reconoce que eso de la fama está bien, para a continuación hacerle ver al librero que solo soy una chica delante de un chico pidiendo que le quiera… O ese momento en el que “el flojeras” es provocado para saltar la valla de un jardín y tras hacerlo patosamente le pregunta ¿Qué hay en este jardín que merece este esfuerzo? y ella le responde con un beso; o cuando él va paseando por las calles de Londres tras sentirse defraudado y suena “How can you mend a broken Heart”, o cuando le confiesa a su compañero de piso sentirse como si se hubiera inyectado una droga de amor y no puede encontrar mas dosis…

Me encanta cuando ella se fija en la litografía de Marc Chagall y le pregunta qué es lo que le gusta de la pintura a lo que ella responde “La felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín.

La melodía

A veces pienso en la distancia que hay entre nosotros; kilómetros, mar, años… y me siento como Anna Scott ante William Thacker en la librería. No se si es surrealista, pero bonito, -otra frase de la peli- que alguien se manifieste así, pero no se me ocurre otra forma de hacerlo ahora y desde aquí. Me gustaría estar allí, a tu lado, pasear, ver juntos tu mar, hablar, callar, sentir como pasa el tiempo, pero no llega el “cuando”, y no parece que los hados jueguen a favor. Me asusta la sola idea de agobiarte y no te puedes imaginar como respeto tu libertad y tu intimidad. Me siento libre para tomar cualquier tipo de decisión, pero mi libertad limita con la tuya y tu independencia.

Se supone que esto iba a ser un saludo a la Marinera chocolatera de la Thermomix para dar paso a una nueva carta dirigida a Joaquín, pero doy tantas vueltas a la cabeza... La vida es riesgo -pero soy un “flojeras”- y también sé que si no te arriesgas no ganas, aunque tampoco se puede perder lo que no se tiene. Tengo sueños maravillosos. Nunca me he sentido así y por eso siempre te estaré agradecido por haber podido conocerte y seré feliz recordándote. Me estoy repitiendo. En cualquier caso no quiero ser torpe.

Seis meses después del encuentro…

La letra

Querido Joaquín:

Verías que la fecha de la celebración de la fiesta del 40 aniversario de Los 40 iba a coincidir con el primer aniversario de tu marcha y tras recordárselo a Luis Merino se decidió aplazar al 18 de abril y que tuvieras en ella un homenaje. Disculpa que empiece así esta carta pero era lo primero que quería contarte, aunque tú sabes que ese no es el motivo; Me gusta seguir contándole a Ella a través de ti cómo son, mis emociones y recuerdos. Gracias por tu comprensión y apoyo, amigo.

Tu Olivetti
La noche de nuestro encuentro Pedro nos hizo un par de fotos –la primera fue robada porque no nos dimos cuenta- y al volver de Barcelona le pedí que me las enviara para hacérselas llegar por correo electrónico –sí, ese invento que nunca probaste porque no querías dejar de usar tu olivetti “ a dos dedos”- y al final de la mañana las tenía en mi ordenador. A partir de ahí una vez localizado su teléfono del trabajo la llamé para ofrecérselas.

No te puedes imaginar lo nervioso que estaba. La conversación duró apenas unos minutos y quedamos en seguir hablando y escribirnos por e-mail. Quedé “colgado” unos instantes y sentí de nuevo ese calambre familiar. Estaba abstraído mirando desde la terraza los tejados de Madrid y la Sierra del Guadarrama. Mas tarde me llegó un correo de la oficina de Neil Diamond anunciando la publicación de su nuevo disco el 8 de noviembre en USA; llamé a mi amigo Jorge que vive en Nueva York y le pedí que me enviara dos ejemplares de “12 songs”. Precisamente ese mismo día él venía a Madrid. 

El día 12 fui a jugar al golf a Salamanca. Su imagen me daba vueltas en la cabeza, y me trajo suerte porque jugué maravillosamente. Jorge dejó el sobre en la radio y yo lo recogí al regresar. Me temblaban las manos de emoción cuando rasgué el precinto y por fin pude introducir el CD en el reproductor del coche. No se cómo explicarte la mezcla de sensaciones que experimenté al oír los primeros acordes de “Oh Mary”. Eran las diez de la noche, estaba en Príncipe Pío. Llovía en Madrid.

No quería llegar a casa, me invadía su música. No te voy a relatar aquí las vibraciones que cada una de las notas y canciones me provocaron porque se que estabas sintiéndolas conmigo. ¡Que gran disco, Joaquín, que gran disco ha hecho “el monstruo” después de tantos años! Como habríamos disfrutando poniéndolo juntos en ese programa que estábamos ideando. Fue un momento mágico que me hubiera gustado compartir con ella.

Recuerdo una frase de Inma Shera, la directora de orquesta; “La música es el lenguaje del alma”. No hay mejor sensación que saberte dominado, invadido, derrotado o exaltado por esa melodía que nos traslada a otros mundos. Lo llamábamos “quedar en trance, ¿recuerdas?”.

El lunes se lo envié. El martes me llamó y hablamos sobre el disco, le advertí sobre la dificultad de entender un trabajo como ese para alguien que no conociera su trayectoria y el por qué de ese tipo de canciones tan intimistas y acústicas. A partir de ese momento estuvimos en contacto por email y llamadas de forma permanente: Me contaba aspectos de su trabajo, actos y homenajes al tiempo que yo empezaba a escribir esos instantes como fotografías. Ha conseguido que haga lo que menos me gustaba, escribir porque tu sabes que no me gusta como lo hago.

La melodía crece y crece hasta envolverte

Y llegó el 28 de noviembre. Hacía un mes que nos conocimos y quise celebrarlo enviándole una rosa en un estuche. Disfrutamos de la conversación, me encantó su alegría abierta y contagiosa… Me encanta obsequiarle porque para mi es un placer imaginar su cara de sorpresa. Seguimos hablando e intercambiando innumerables correos, contándonos las pequeñas cosas de cada día y las horas que faltaban para ver a Bublé en Barcelona y Madrid. La semana anterior a los conciertos nos emplazamos a contarnos el concierto de cada ciudad al día siguiente. Recuerdo con emoción su llamada del día 14 preguntándome por el concierto de Madrid.

El 12 de diciembre es su cumpleaños y quise sorprenderla. Ella estaba en Barcelona para asistir al concierto. Llamé al hotel y me dijeron que había salido, dejé un mensaje para que me llamara antes de las 7 de la tarde. Media hora después devolvió la llamada y le anuncié: 

- Michael Bublé te espera a las 8 de la tarde en su camerino. Feliz cumpleaños.

Vi su cara a través del sonido de su voz. Estuve “acompañándola” desde ese momento hasta que hablamos al día siguiente. Fue mágico porque sentía hasta su respiración acelerada durante todo el concierto. Ví como se hacía las fotos, como hablaba con él, como cantó las canciones del concierto y lo mal que durmió, el madrugón, el viaje de regreso a su isla y a la mañana siguiente aún le costaba respirar cuando emocionada me agradecía el regalo y me daba cuenta de los detalles del concierto.

Bublé en concierto
El 13 fue el concierto en el “Madrid Arena” de la Casa de Campo y desde entonces cuando paso por delante me vienen los dos a la memoria. Podría hacerte la crónica del concierto como hacíamos en El Gran Musical. Llegué una hora antes. Tenía una buena localidad en el lateral y pude hablar con Lucas durante un rato para agradecerle el detalle con la Marinera.
  
Ahora era ella quien me acompañaba; sentí su compañía, percibí su presencia. Hubo un momento mágico porque durante el “hapenning” que hace durante la actuación recorriendo el auditorio saludando al público pasó a mi lado, se paró –debió sentir la presencia de ella- se volvió, nos miramos, me saludó, le conteste y nos dimos la mano.

Al día siguiente mantuvimos la conversación mas larga desde nuestro encuentro, no paramos de hablar durante toda la mañana de los conciertos y sus discos. Me reconoció que siempre se arrepentirá de no haber venido a Madrid, y que me confirmó que “estuvo a mi lado viviendo la actuación”. A ella la había conquistado hacía mucho tiempo, pero a mi lo hizo la noche anterior; ¡que bueno es Joaquín, que bueno es, como te habría gustado!

Una semana después me envió las fotos que se hicieron en Barcelona. La víspera de Navidad le envié la suya en un marco de plata con una serie de tarjetas y envoltorios que iban creando un suspense provocándole ansiedad por llegar al final del objeto del deseo desconocido. Fue divertido prepararlo. Le pedí que no lo abriera hasta la noche del 24 a las 12, pero me reconoció que no pudo resistir.

El cenit

Campo Grande de Valladolid en invierno
Esa navidad fue especial porque me confesó los malos recuerdos y momentos que le traen esa fecha. Quise que sintiera mi compañía y apoyo intercambiando varios mensajes durante la noche. Me llamó la tarde de Navidad y volvimos a hablar el lunes. Le dije que me tomaba vacaciones hasta el día 2, que pasaría algún día en Valladolid con mis amigos y nos contamos los planes del fin de año.

Al regresar a la radio tras el Año Nuevo me encontré un paquete en la mesa; el envío tenía fecha de 23 de Diciembre. Era un libro sobre la cocina en los conventos de Mallorca y una agenda.  

Empezaba a sentir cosas como hacía mucho tiempo que no experimentaba. Momentos maravillosos, mariposas en el estómago…, no quería confundirme, pero llegó el día de Reyes. Yo había pensado en obsequiarle algo pero me pareció mas prudente no hacerlo; no quería agobiarla ni que se sintiera obligada a nada, pero…

Recibí un nuevo paquete el día 7 y al abrirlo me dejó noqueado, sentí un calor interno que me invadió y sentí un ligero mareo. Era una caja pequeña de color azul oscuro y dentro había ¡un reloj!, pero no un reloj cualquiera. Me dejó sin palabras. Tú sabes como me han gustado siempre los relojes. Le llamé emocionado. Por una vez era ella quien hablaba, yo solo podía agradecérselo una y otra vez. Me dejo sin palabras. Solo utilizo ese reloj. Cuando lo miro sigo quedándome sin palabras. Bajé a ver a Hélène con el corazón desbocado dejándome sin respirar, y como siempre me serenó hablando suave con ese delicioso -y casi imperceptible- acento francés, y con la experiencia de lo vivido.

Una tarde de finales de Enero entré en la Casa del Libro para ver las últimas novedades y me encontré de repente con algo que me llamó la atención y sin pensarlo decidó comprárselo. Era un libro fantástico de fotos marinas y veleros. Dos días después lo tenía en su mesa. “Has acertado plenamente”, me dijo. Era una locura de placer vivir en esa nube a la que me había transportado una noche de otoño, y en ella me mantenía decorándola con emociones cada día.

Deseaba ir a Palma, me apetecía verla y comprobar si lo que yo estaba empezando a sentir a través de los correos, las conversaciones telefónicas y la distancia, era real o ilusión. Y surgió la oportunidad porque a primeros de marzo tenía que ir a Mallorca a una reunión. La fecha era perfecta, el 8 de marzo, pero no le quise decir nada porque faltaba mucho tiempo.

La melodía baja suavemente

A principios de febrero me dijo que se iba a tomar una semana de vacaciones. Hablamos de nuestras respectivas relaciones personales y me confesó que hacía tiempo que había salido de una mala relación de varios años y no quería comprometerse con nadie y disfrutar de libertad. Ese día entendí muchas de las cosas que me había ido contando anteriormente y también me sinceré con ella hablándole de mi situación y los pasos que iba a dar en las semanas y meses siguientes porque mientras una parte de mi vida empezaba a nacer hacía tiempo que otra había muerto definitivamente. Algo muy grande había empezado a cambiar y su aparición en mi vida motivó un giro radical, ya nada iba a ser igual.

Los días de su viaje me distraje; fui al cine a disfrutar de una obra magnífica, que se debería proyectar en todas las facultades de periodismo, "Buenas noches y buena suerte" y salí a cenar con amigos. Sentir la compañía, el calor, la comprensión y amistad de Hélène hizo que su ausencia se hiciera mas llevadera. No te puedes imaginar como me ha ayudado, ¡que gran amiga es!, como se porta conmigo y que suerte tengo de que se haya cruzado en mi vida, y en este momento. Creo que he encontrado en ella la amistad que perdí al marcharte y pienso que es uno de los regalos que me dejaste como despedida. Lo cierto es que ambos nos hemos ayudado mucho porque ella también tiene una situación muy difícil y en la medida de lo posible intento apoyarle y escucharle, pero nada comparable con la que ella me da a mi.

A pesar de todo esa ausencia, me dolía, me escocía y hacía que mi mente divagara, se fuera, no podía soportar tanto silencio después de tres meses de contacto diario. Estaba a punto de explotar así que me fui allí dónde me relajo, me sereno y siento la paz; me fui a la casa de la playa para allí frente al Mediterráneo, su mar y el mío, pensar, meditar y escuchar los consejos de Benja.

Decidí que era el momento del reencuentro. El 8 de marzo iba a verla en su isla.

Un día en Sa Roqueta

El fin de semana fui a Alicante para ver a Benja y contarle la decisión que iba a tomar. Necesitaba tener otra perspectiva. La conversación en La Peña, el antiguo restaurante de Marisa Abad, fue de gran ayuda por su apoyo y comprensión que me sirvieron para relajarme esos días. Hélène y Benja son un regalo de los dioses. Me gustaría hablarte sobre ellos, pero ahora no tengo tiempo porque me extiendo demasiado; lo haré en la próxima carta porque también quiero que los conozca ella a través de ti.

El día de su regreso le envié “Hello again” del remake que hizo Diamond de The Jazz Singer, con Sir Laurence Olivier y Daisy Arnaz bajo la dirección de Richard Fleischer, y creo que le gustó, aunque durante varios días le noté trastornada y extraña, pero cálida. Me envió una selección de fotos de su estancia en Cancún, me contó detalles del viaje y comprendí su éxtasis por haber disfrutado de aquél paraíso.

Y llegó el día del reencuentro. La semana anterior le había comunicado mi viaje a Palma y me avisó que debido a un almuerzo de trabajo nos veríamos después de comer.

Sa Roqueta

8 de marzo; 8,30 de la mañana, Terminal T4 de Barajas, sala de espera, suena el móvil: La tarde anterior se había producido un incidente en una propiedad familiar y me avisaba que tendríamos poco tiempo para vernos. A las 9,15 despegó el avión.

Hacía 20 años de la última vez que había estado en su isla, Sa Roqueta, como llaman familiarmente los mallorquines a la mayor de las Baleares. La primera vez fue en un viaje de fin de curso con los compañeros del colegio Montserrat y la siguiente con motivo de otras sesiones de trabajo poco después de la llegada de Prisa a la Ser y siempre que he ido ha sucedido algo especial.

Al llegar a Palma hablé con Miguel Ángel antes de que se marchara a Berlín. Tras la reunión nos fuimos a comer y después me dedique a callejear hablando con ella constantemente por teléfono e intercambiando mensajes para encontrar el mejor momento del encuentro. Era todo muy precipitado y agitado. Así que tras varios intentos fallidos a las ocho de la tarde, cuando me dirigía al aeropuerto, volvió a llamarme para confesar lo mal que lo estaba pasando e iba a hacer un último intento de llegar al aeropuerto para al menos compartir unos minutos. Le persuadí para que no lo hiciera y nos emplazamos a intentarlo de nuevo en Madrid.

Últimos acordes

A esa cite le llevaba la carta anterior –la primera que te envié, es decir, los tres primeros capítulos de esta versión- ya convertida en capítulo del relato que estas leyendo y unos regalos. Al comprobar que no podía entregársela en mano decidí enviarla por correo convencional desde allí mismo. El resto se lo haría llegar días después. Eran un par de cd's,  un dvd, que podía ser mi la banda sonora de mi vida hasta conocerla, otro de diferentes vídeos de Bublé, "Escuela de seducción", la película de Javier Balaguer –uno de los mejores directores del cine español con trabajos como Solo Mía- protagonizada por Victoria Abril y Javier Veiga, en la que la colaboré para que la Ser fuera parte del escenario de la producción, hice un cameo, grabé varias voces y le ayudé en conseguir las colaboraciones de los profesionales de la radio que aparecen en la película, es decir, la bombardeé.

Últimamente también yo había estado muy ocupado con diferentes actos de Los 40 Principales y el Concierto del 40 Aniversario en el Vicente Calderón a celebrar en Junio. Aproveche el largo fin de semana de las Fallas para ir a Valencia. Me vino bien para distraerme y decidí tomar una cierta distancia tras el abordaje de regalos.

El primer miércoles de primavera me escribió extrañada por mi silencio, realmente llevaba varios días sin escribir emails, enviar mensajes, ni hacer llamadas. Me decía que no sabía a que se debía mi silencio y, entre otras cosas, que le hubiera dejado de enviar canciones con mis comentarios; me echaba de menos. 

Ese día ETA declaró un “Alto el fuego permanente” –otro más- así que imagínate el trabajo. La tarde del jueves le contesté que estaba desbordado, pero que lo había pasado bien en Valencia y que sus mensajes y correos me habían hecho todo mas llevadero. El viernes por la mañana me encontré un correo muy cariñoso en el que agradeció mi respuesta y en el que decía que la canción que había escogido para mi álbum, "A song for you" de Leon Russell, se había convertido en su canción favorita de Michael Bublé. Esos comentarios hicieron que mi mente volara y mi corazón se agitará. ¿Realmente empezaría a sentir lo mismo que yo? ¿Tendría que empezar a hacerle sitio en la nube?

Amigo mío, el 28 de marzo te eché mucho de menos. Imagino que allá donde te encuentres estarías de celebraciones –ahora estoy escuchando a tu Paul McCartney cantando “Hey Jude” con Elton John, Sting y Eric Clapton- y no quiero distraerte.

En Semana Santa los hados seguían en contra de nuestro encuentro porque tuve que cancelar un viaje previsto el 6 de Abril, por la expulsión de la Cope del EGM. José Antonio Abellán, con el ánimo de demostrar que los datos de las audiencias de la radio en España podían ser manipulados, había infiltrado a colaboradores suyos en la AIMC, empresa que realiza el trabajo de campo, lo que significaba un ataque frontal al único medio serio que tiene la radio en España para medir las audiencias. A todo ello había que añadir los preparativos para la presentación de los actos del Año 40 y el concierto del Vicente Calderón.

La razón de mi viaje en esta ocasión era la presentación de un torneo de tenis que organizaba el Consell Balear y en el que el responsable del área de comunicación era mi amigo Manu. En varias ocasiones hemos hablado sobre una posible asociación de ambos y esa podía ser una buena ocasión para ver su trabajo. Quedamos en intentarlo cuando se celebre el torneo a finales de Mayo.

Esta segunda carta ha sido muy larga pero tenía tanto que contarte... Recibe un abrazo de tu amigo,

Johnny
* * *

Marinera:
Disculpa lo que me he enrollado. He intentado hacerla mas llevadera con las imágenes. La verdad es que entre el texto, invitarte a ver la película y escuchar los discos te va a llevar al menos una semana acabar este capítulo, jajajaja…

Escribiendo esta carta mi mente se ha fugado a Londres. Al ver de nuevo Notting Hill he recorrido sus calles y he paseado por sus parques. Amo esa ciudad y hace tanto tiempo que no voy... Me encantan Portobello, Notting Hill, Baker Street, Oxford St, Hyde Park, Piccadilly, Trafalgar Square, Carnaby St... ¡Como hecho de menos Londres! Tengo que volver.

Gracias por leerme, por escucharme y por dedicarme tu tiempo. Eres un sol maravilloso al que como un maya, yo también adoro.

Un beso,

PD: Quédate con el mensaje de este último regalo. De mi para ti

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Tercera carta

El homenaje a Luqui

Madrid, 17 de julio de 2006

Adorada Rateta-Marinera:

Los Moody Blues son los pioneros y creadores del llamado del rock sinfónico que nació en Gran Bretaña a finales de los 60. Sus primeros siete álbumes marcaron un hito en la historia de la música. Están al mismo nivel musical y creativo de los mismísimos Beatles o Stones. Seguro que conoces una de sus mayores creaciones, “Nights in white satin” de su álbum “Días del futuro pasado”, aunque hoy cuando llegues al trabajo quiero que conozcas una canción que tiene mucho sentido con lo que está pasando.


“Isn’t life strange” es una canción impresionante, una gozada –como diría Joaquín-, y cada vez que la escucho -o veo- en esta versión que interpretaron “los Moodies” en el Royal Alberto Hall de Londres en 2001 cuando entraron en el Salón de la Fama Británico, me vuelvo a emocionar por el calor que imprimen a los sentidos. Me sucede algo parecido cuando escucho esas estrofas de “Canta Libre” de Neil Diamond:

I got music running in my head
Makes me feel like a young bird flying
'Cross my mind and layin' in my bed
Keeps me away from the thought of dyin'…

I got music runnin' in my brain
Ev'ry song with it's own kind of meaning
Cleanse the soul and wash away the pain
Baptized by the song that you're singing.

Me transportan a mundos de infinitas sensaciones… Disculpa que divague,.. Voy a escribir a Joaquín. 

+ + +
Querido amigo:

Aquí me tienes de nuevo para seguir contándote como transcurren las pasiones y las emociones “marineras”. Te dejé entre la rueda de prensa, la fiesta del aniversario de Los 40 Principales en el Museo Reina Sofía y con la marcha de las conversaciones, correos y los fallidos encuentros con la “rateta-marinera”, protagonista de nuestra historia que, sin quererlo, se apoderó de mi sentidos.

En cuanto a los festejos, nos tomamos un descanso los cuatro días de Semana Santa porque el trabajo previo fue duro; de hecho estuvimos con preparativos hasta el miércoles por la noche. El Lunes de Pascua a primera hora empezamos a dar los últimos retoques. Y llegó el gran dia; Para redondearlo ese a primera hora de la mañana tuvimos al presidente del Gobierno en la misma radio, así que imagínate; no hubo un momento de respiro, controles, seguridad, lo servicios de la Moncloa, medios, televisiones, etc. es decir, una locura.

El homenaje a J. Luqui
Todo fue bien; tanto lo de la mañana como la asistencia a la fiesta de la noche en la que pudimos darte el mini homenaje que te merecías. En los ensayos le dije a Tony Aguilar que te presentara diciendo falta alguien que no ha podido venir, pero que se encuentra entre nosotros. Fue emocionante "cuando" se apagaron las luces, y con las primeras, solemnes y contundentes notas de “Hey Jude” se proyectó un vídeo en el que se alternaba tus imagen con las de tus ídolos. Verte de nuevo, y escuchar a Paul, John, George y Ringo cantarte, produjo un silencio impresionante, lleno de emoción que nos puso un nudo en la garganta. Al finalizar la proyección el silencio era espeso y unos tímidos aplausos que empezamos Marina, Luis y yo fueron seguidos por los demás durante varios minutos hasta tronar en el Reina Sofía. Fue muy emocionante y recordarlo ahora me produce la misma sensación, y es que como dice la marinera “siempre os vais los mejores”.

Al acabar salimos a la terraza donde nos reencontramos con los amigos perdidos, pero no olvidados: allí estaban Pablo, Carlos, Javier, Toño, José Luis, Rafa, María Jesús, Mariví, Julián, Maruchi y tantos y tantos con los que recordamos los maravillosos momentos, y nos emplazamos a volver a vernos en los diferentes actos que se vayan produciendo a lo largo del año.

También fue larga la lista de cantantes y artistas que acudieron a la presentación y todos te recordaron; por allí estaban Alex Ubago, Luz Casal, La Oreja de Van Gogh, Merche, Pereza, Estopa, Dover, Coti, Chenoa, Carlos Goñi, Alaska y Tam Tam Go, entre otros; gente del mundo de la música y directivos de la industria. A quien eché de menos fue a “nuestro” José Luis Gil. Me hubiera gustado volver a verle para agradecerle de nuevo los elogios que me hace en su libro Requiem por la música, los artistas y la industria.

Seis rosas y el adiós a mi padre

La última semana de abril fue muy especial: ella estaba permanentemente en mi cabeza. Estábamos empezando a retomar el pulso de nuestros correos y eso me animaba porque iban a cumplirse los primeros seis meses de nuestro encuentro y quería recordarlo con algo especial…

Quise homenajear esa fecha como lo hice al cumplirse el primer mes de conocernos. En esta ocasión le envié seis rosas –una por mes- de color rosa con un tarjeta en la que le decía “cada mirada, gesto, correo y mensaje que he recibido en estos meses me ha colgado en una nube”, y lo acompañé con un e-mail en el que le adjuntaba una flor.

El viernes me fui a comer con Hélène y al entrar en el restaurante recibí su llamada en la que, a pesar de su exceso de trabajo, me agradecía el obsequio emocionada y efusiva, a la vez que se mostraba extraordinariamente cariñosa. El fin de semana del primer puente de mayo estaba muy ocupada entre actos, “saraos y butiflés”, como llama ella a los eventos de diferente tipo, pero disfruté ese delicioso momento de su llamada.

Para mi esos días estaban siendo muy duros: Hacía una semana que a mi padre le habíamos ingresado en el Gregorio Marañón por unos cálculos en la vesícula y todo me hacía estar muy sensible, pero agradecía sus muestras de cariño y apoyo por correo interesándose por su estado.


Pasé ese puente en el hospital viendo como su salud se iba deteriorando, como la vida se le iba escapando sin que pudiéramos hacer nada. No se me olvidará nunca la última frase que me dijo “Cuanto cuesta morir, hijo”. Le atendíamos con todo nuestro cariño y apoyo e intentaba distraerme con la lectura. En esos días me dejé llevar poe “El verano del inglés” de Carme Riera, “Abril Rojo” de Santiago Roncangliolo, Premio Alfaguara de este año y me adentré aún mas en la vida de Ana de Mendoza, que ha novelado Almudena de Arteaga. La Princesa de Éboli es una de las mujeres mas importantes de nuestra historia y de la que se conoce muy poco para ser una adelantada a su tiempo, y comencé “La máscara de hierro” de Roger MacDonald, una maravilla sobre la biografía de D’Artagnan y los mosqueteros en la sociedad francesa del siglo XVII. El sábado nos comunicaron que papá estaba peor y le bajaban a la UCI. El 10 de mayo a las 16,15 se marchó contigo.

Han sido unas duras semanas, pero lo hemos llevado con la fuerza que nos daba ver el ánimo de mamá. Regresé a trabajar el martes después de San Isidro, pero su vacío lo llenaba todo. Gracias a los amigos y compañeros no me he dado cuenta del paso de los días. 

El 23 de mayo Bublé actuaba en París. Ella pensaba ir, pero al final por unos cambios de horarios suyos y de Jaime –ya te contaré quien es- no han podido ir a verle, y por otro lado Manu me había pedido que le acompañara al torneo de tenis que se desarrollaba en Mallorca esos mismo días, pero debido a los preparativos del concierto del 40 Aniversario de Los 40 también lo tuve que cancelar. Ya ves, en las dos últimas ocasiones el destino ha jugado en contra. Hace poco me habló de uno de los paraísos perdidos que aún quedan en nuestro país, Formentera y me dio para ir este verano u otoño, cuando se vacie de italianos y alemanes. 
* * *
Un hermoso contrasentido

Vivo en un contrasentido, ella tiene toda su vida hecha y sale con un chico del que me ha hablado varias veces. Yo no aporto nada en su vida, aunque me gustaría que no fuera así. No creo posible que la situación cambie y a veces pienso que soy masoquista, que debo alejarme prudentemente, pero el dolor de su ausencia es mayor que pensar en nuestro amor imposible. La siento muy dentro de mí y pase lo que pase, me gusta; hace que me sienta buena persona y mejor ser humano; conocerla me hace feliz.  

¡Que hermoso es esto Joaquín, que hermoso y que duro a la vez! He vuelto a sentir algo nuevo y maravilloso. Hago cosas que no podía imaginar; me he vuelto a emocionar viendo una flor, leyendo un libro, viendo una película, con el abrazo de un amigo,… tantas cosas… A veces me pregunto si esto es sano, hacerme ilusiones o intentar contagiarlas a una mujer maravillosa. Necesito de toda la ayuda que pueda reunir para tener fuerzas, para dejar de soñar, pero sin perderla porque adoro su presencia, sus llamadas, sus correos, etc. Saber que está ahí, conocer su existencia alegra las horas de mi vida. Me siento renacido a los sentidos, y lo que es mas importante ha hecho que descubra en mi nuevas facetas que muy pronto te contaré.

El 24 de mayo le envié un correo en el que le decía Penélope esta sentada en el muelle de la bahía viendo navegar a Ulises esperando su regreso. A esa frase la acompañé con Otis Redding cantando su inmortal “Sentado en el muelle de la bahía”. Al cabo de unos minutos me contestó con un escueto “la canción es un 10”. No se si entendió el mensaje y si lo hizo fue muy discreta, pero ya sabes como es la mente, mi mente. Entonces me comprendí, sentí la historia en mí: Yo era Penélope.

Nace una canción

Recientemente le dije que estaba pensando en escribir una canción; me preguntó para quien –creo que refiriéndose a algún artista- y le conteste que no se lo podía decir todavía pero que era algo que sentía -sabía- que se iba a producir.

Esa misma tarde de mayo, de regreso a casa, en el autobús, al pasar por delante del Madrid Arena –donde actúo Bublé en diciembre- sentí algo dentro de mí. Inconscientemente saqué la libreta que siempre me acompaña y un fuerza extraña, sorprendente y deliciosa empujó el bolígrafo en mi mano sobre las hojas y empecé a escribir todo aquello que iba saliendo del corazón e inundaba mi cerebro. En apenas el tiempo que dura el trayecto surgió una canción. Al llegar a casa y pasar las notas a limpio me emocionó el resultado.

Unos días después hablando con Chema Purón de Lucía Pérez, una chica a la que esta produciendo y de la que me dejó su segundo disco para conocer mi opinión, y que llegará a ser "3, 2 ó 1" -como tu decías- le conté lo que estaba viviendo desde el 28 de octubre, le conté lo de la canción y se ofreció a ponerle música, se lo agradecí pero rechacé su ofrecimiento porque, de momento, eso es algo que queda en mi y solo para mí, pero no lo descarté.

Por fin ante ella

Antes de contarte cómo ha empezado el verano quiero escribirte sobre el concierto del 40 Aniversario de Los 40 del pasado 17 de junio. Sé que desde donde te encuentres lo viste y, en cualquier caso, lo hiciste desde nuestros corazones, principalmente el momento en el que Alejandro Sanz te homenajeó al piano.


Esa noche fui feliz por ti a pesar de que ella no pudo venir. Estaba decidida a hacerlo, pero su mejor amiga había sufrido un golpe muy duro, y tuvo que quedarse en Mallorca, aunque fue ella quien la animó para escaparse ambas a Madrid. ¿Te imaginas lo que podría haber sido estar juntos los tres viendo el concierto? Lo habrían disfrutado desde dentro y habrían conocido a algunos de los artistas, pero lo mejor habría sido ella, su presencia, compartiendo esos momentos mágicos, y a su amiga le habría servido para olvidar por unas horas ese mal momento que estaba pasando. El 14 de Agosto vienen los Stones a Valladolid y espero que para entonces pueda venir.

Por fin

Eran las 11 de la mañana de un día radiante de luz y sol –ella lo ilumina todo- cuando llegué a la T4 y en esta ocasión no sonó el móvil. Iba a la aventura sin avisar porque en las dos ocasiones anteriores en las que le avisé de mi viaje se truncó nuestro encuentro.

El viaje se hizo rápido; cuando quise darme cuenta había llegado. El ensimismamiento en el que me había introducido hizo que no fuera consciente de los escasos 75 minutos que dura el vuelo. Las palabras del comandante hicieron que me fijara sobre la ciudad. Recordaba, y soñaba, viejas y nuevas sensaciones mil veces.

Al llegar al edificio de la terminal los nervios no me dejaban acertar con la agenda del móvil para seleccionar su número así que intenté relajarme, respiré hondo y marqué.

Tras las primeras palabras que se agolpaban en el cerebro y peleaban por salir precipitadamente pude, tras esos minutos de nervios e intensos, establecer una conversación normal y quedamos para comer. El encuentro sería en el mismo sitio en el que estuve la primera vez que fui a Palma. La hora; las dos y media; el lugar; “El caballito de mar”.

Le pedí al taxista que me dejara en el mismo lugar que la primera vez, El Capuccino. Allí repetí el mismo rito, me senté en la misma mesa, pedí el café y saqué un libro. Esta vez el libro no podía ser mas adecuado: recordando la adolescencia releía “La isla del tesoro” de R. L. Stevenson.

Un capuccino

Capuccino
Sumido en la lectura, de espaldas a la entrada que da a las escaleras que llevan a la Catedral, no me percibí de su llegada hasta que se situó frente a mi y esperó a que levantara la vista del libro para dedicarme una amplía y maravillosa sonrisa que inundó mi corazón.

Intenté que no se me notaran los nervios y quise cerrar pausadamente el libro mientras me levantaba para tenderle la mano al tiempo que me acercaba para –esta vez si- darle un beso en su suave y cálida mejilla. Estaba más atractiva, mas morena y radiante. El pelo lo tenía algo mas largo, pero con ese brillo y tono castaño que recordaba, pero ahora mas hermoso a la luz del día.

Llevaba una blusa blanca de mangas cortas abullonadas y un pantalón negro liso que caía recto sobre unos zapatos de tacón mediano del mismo color. Pidió un vino de la tierra y tras preguntarme por el viaje hablamos del trabajo de esos días. Respiraba hondo para intentar relajar mi excitación.

El Caballito de Mar
Fuimos al restaurante que ya conocía de mi viaje anterior desde el que se disfrutaba de las vistas del puerto marítimo y el paseo. Hasta la mesa llegaban los aromas marinos de su isla, su bendita y maravillosa isla.

La veía y me parecía imposible que estuviera ahí, conmigo, hablando como aquella noche de otoño que nos conocimos. Al sentarse de espaldas al sol pude disfrutar de los mil y un contrastes de su pelo. Hablaba, yo escuchaba… me contaba de sus viajes, trabajo, actos, cursos, oposiciones… Me fijaba en cada gesto de sus manos –las mueve poco, pero con delicadeza- o los ligeros movimientos de su cabeza cuando me preguntaba sobre la radio o la música, por los personajes que había conocido... Me quedaba en silencio embebido, atontado, admirando su belleza y mi mente navegaba por los mares de los sueños irrealizables.

Tras los cafés paseamos por la Almudaima. El paso era lento, la temperatura perfecta, su voz se había vuelto mas suave y cadenciosa, nos mirábamos cuando se producían los silencios de la emoción y no nos atrevíamos ni siquiera a rozarnos con las manos. La emoción me tenía totalmente embriagado en un éxtasis imposible de describir. Eran momentos y sensaciones que no sabía si se iban a repetir y quería guardarlos en mi mente y en mi corazón.

El faro

Me llevó a su barca; me dijo que tenía un regalo para mi -¿otro? me dije-. Cuando quise darme cuenta el bote se encontraba sobre un maravilloso mar en calma en un lugar que me resultaba familiar.

No lo podía creer. Allí frente a mi, estaba el faro, el lugar del que me había hablado como su lugar de pesca, su escondite y refugio. No podía regalarme algo mas maravilloso. En ese momento deseé morir de placer… 

Que inmensa belleza tenia ante mis ojos; Su faro, su mar, su bahía, su barca… ella frente a mí. Hermosa como nunca, transfigurada en el ser mas bello, hermoso y radiante, solo para mi. El sol del crepúsculo resaltando el tono dorado de sus reflejos… La amaba intensamente...


Lloré…

“Buenos días, son las seis de la mañana, las cinco en Canarias. Hoy por hoy, Cadena SER, Carles Francino”.

***

La almohada está húmeda, tengo los ojos irritados… Estoy llorando con una sensación extraña, agridulce… Pero si aquello era real, estaba allí, había sucedido…

Sé que será imposible, pero a veces los sueños nos animan a vivir y a seguir adelante.

Es 17 de julio; esta tarde he paseado por la Plaza Mayor, la calle Mayor, la Puerta del Sol, Arenal, Ópera, Plaza de Oriente… He sentido su presencia, me hubiera gustado que fuera real y no solo un sentimiento, coger su mano, comentándole cosas de las calles y plazas de la ciudad que en otra época amé. Solo deseo que algún día esos sueños y deseos sean reales.


Un abrazo,

Johnny

* * *

Marinera: Soy un sentimental -lo sé-, en ocasiones iluso y excesivamente romántico, pero ya ves, lo que empezó siendo unos relatos en forma de carta dirigidos a ti a través de Joaquín, se han ido convirtiendo en una serie de capítulos que me hacen revivir los momentos que hemos compartido para, no solo retenerlos en la memoria, si no que permanezcan con la mayor cantidad de detalles y nitidez para no olvidar jamás.

Hay momentos, experiencias, situaciones, películas, canciones,… que al vivirlos, verlos o escucharlos, al sentirlas dentro, me dejo llevar por la emoción y sueño e imagino un mundo maravilloso de miradas, paseos, veladas, caricias, diversiones, conversaciones, pasiones y complicidades.

Otros momentos deliciosos son los que en forma de email o llamada telefónica te manifiestas, tomas forma en texto, voz o imagen. Y siempre me pregunto: ¿Cómo es posible que exista un ser tan maravilloso y encantador; un espíritu tan libre y delicioso y yo haya tenido la fortuna de conocer?

Es en esos momentos cuando me doy cuenta de que soy alguien inmensamente afortunado y desaparecen de mi mente los malos rollos, problemas y dificultades de cada día y mi mente se marcha, se evade de la prisión de la cotidianidad para navegar por el mar de las ilusiones y entonces…

Sueño con mil y un mundos por descubrir, maravillosos, luminosos y radiantes, dulces y salados, frescos y cálidos… En una isla de los mares del sur desierta, en el centro de Londres, París o Nueva York; en una casa nórdica en medio de un prado nevado mirando a través de los cristales mientras el calor de la chimenea nos reconforta; o en una terraza del edificio mas alto de cualquier ciudad con sus luces a nuestros pies sentados frente a frente en una cena íntima iluminada por dos velas rojas y saboreando un Ribera de Duero.

Son esas sensaciones, situaciones, sueños que en ocasiones me invaden y quisiera compartir contigo. Como sé que no es posible me queda soñar e imaginar como seria cada uno de esos instantes y eso me hace inmensamente feliz. 

Gracias por ser como eres. A veces el destino nos regala con la presencia de ángeles para premiarnos por algo que hemos hecho y yo he debido hacer algo extraordinario. Esto tenía que decírtelo directamente a ti sin la intermediación de Joaquín -disculpa amigo pero sé que lo entenderás- porque necesitaba trasladarte toda mi emotividad personalmente.

Un beso y cuídate,

Juan
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Cuarta carta

Verano intenso

Madrid, 22 de septiembre de 2006

Todo llega para quien sabe esperar
(Harry W. Longfellow)

Marinera:

¿Que intenso ha sido el verano, verdad? La frase que abre esta carta es de un poeta y dramaturgo estadounidense del siglo XIX que recorrió Europa en un par de ocasiones, llegando a venir a nuestro país. Sobre España escribiría varios relatos. Alguna de sus obras mas importantes son “The song of Hiawatha”, Paul Revere’s y Évangéline”.

Yendo al emocionante verano vivido no se me ocurre mejor canción que recordar una muy sencilla y hermosa de John Denver dedicada a la que, en aquél momento, era su mujer –Annie- y en ella, el autor refleja perfectamente las emociones y sensaciones que estoy viviendo, y que este verano me han llegado a “colmar” plenamente mis sentidos en todos los aspectos.


Espero no cansarte y poder trasladarte todo lo que he experimentado estas semanas, porque al haber sido tan intenso y profundo resulta casi imposible poder contarlo o describirlo de forma resumida. Discúlpame y ayúdame poniendo algo de tu imaginación porque ya verás que en algunos momentos tu presencia se ha hecho muy fuerte y real. Querría decirte a ti personalmente, y quizás lo haga algún día, si tú no me lo pides antes, que…  

***


Querido Joaquín:

Cada día tiene una nueva sorpresa. Desde que la conocí navego en una nube y aunque me baje los pies al suelo, un suceso inesperado me vuelve a embarcar por los cielos de las mas excitantes y dulces experiencias. Este verano me dejará huella. Como no sé por dónde, ni como empezar lo haré cronológicamente porque será mas sencillo, si bien en ocasiones tenga que volver atrás.

En Alicante

Las vacaciones las comencé jugando al golf en Salamanca. El lunes lo dediqué a cerrar esas cosillas domésticas pendientes y el martes 25 por la tarde bajé a Alicante en compañía de las nuevas joyas discográficas recientemente adquiridas; los últimos CD’s de Johnny Cash, -me encantó “En la cuerda floja”, la película sobre su vida interpretada magistralmente por Joaquin Phoenix y Reese Whiterspoon- a cuyo estreno me invitó Manolo Fernandez, uno de los mas importantes comentaristas musicales de este país, además de especialista y amante de la country music, Emmylou Harris, Dolly Parton, Rita Coolidge y las “12 songs” de Neil Diamond. Embebido en la música hice el viaje hasta Campello con la firme intención de disfrutar y que, en compañía de mi hermano, a mi madre no se le hiciera duro el primer verano sin papá.

Partagat
Hablé con Benjamín y programamos algunas comidas, cenas, películas y excursiones por la Marina Baixa así como visitar lugares poco conocidos de Alicante realmente verdes y hermosos. Recorrimos lugares como el antiguo Balneario de las Aigües de Bussot, Relleu, Finestrat, Guadalest, Benifato, Benimantell, la Font de Partagat y rincones sorprendentes por su verdor, espesura y frescor. Realmente parecía que nos encontrábamos en el norte. Me sorprendió saber Alicante es la segunda provincia mas montañosa de España, con rocas de paredes verticales que sirven de entrenamiento y preparación para escaladores. Desde luego no se parecía en nada a lo que siempre se ha dado a conocer de la "millor terreta del mon".

El dato culinario lo pusieron una maravillosas albóndigas de bacalao que estaban preparando en una tasca de Benifato; un perro callejero, un anciano, un niño llorando y su madre regañándole, eran la imagen de la calle principal del pueblo a mediodía.

La película de las vacaciones fue “La casa del lago”, una comedia romántica y original, protagonizada por Sandra Bullock y Keanu Reaves, y como estoy algo sentimental me encantó. Otras pelis fueron “Poseidón”, “La sombra de la sospecha” y “Superman returns” –en homenaje a ti Joaquín-, pero la verdad es que todas eran flojillas. La mejor llegaría casi al final de las vacaciones, y claro no podía ser otra que la de mi Keira, “Piratas del Caribe 2”, pero ya te hablaré de ella  si llega la ocasión, así que ahora no te emociones. Los diez días disfrutados en la playa fueron un auténtico placer; con la compañía de Benja y Ana, las cenas, las comidas, los paseos, las conversaciones, las discusiones,… 

Otro de los descubrimientos fueron la paz, la tranquilidad y la transparencia de las aguas que encontré en Cabo Huertas. Iba todas las mañanas a disfrutar de la soledad, el silencio y de unos baños relajantes.

Junto a las excursiones otro momento cumbre de la primera parte de las vacaciones fue el día que navegamos con Juan Pablo y Julia -su mujer-, sus hijos, Manolo, Mari Carmen y yo en el barco del primero para recorrer la costa alicantina. Fue una jornada inolvidable llena de excitación y emociones fuertes, disfrutando del placer de la amistad y el mar, siempre el mar, y los lugares a los que nos llevó Juan Pablo, las rocas, los baños, la comida, hasta la siesta, de nuevo el baño, navegar, regreso y cena.

Fue un perfecto final de las vacaciones en la playa, y preludio de unos momentos inolvidables en el interior. Durante esos días Ella y yo seguíamos hablando e intercambiando mensajes mientras preparaba el viaje a Valladolid para ver a nuestro Mick Jagger y “sus chicos”.  

Regresando de Alicante el día 6 por la tarde me llamó Leonor -¿la recuerdas?- para decirme que el día de mas luz del año iba a ser el 8 de agosto y que ese día al ponerse el sol encendiera una vela pidiendo interiormente, a quien yo quisiera, que me iluminara para hacer realidad mis sueños. A pesar de que ya conoces mi agnosticismo sobre esos temas le hice caso. Esos días el sol se estaba ocultando alrededor de las nueve de la noche así que cuando dejé de ver su luz sobre los tejados de mi plaza encendí la vela e hice lo que me indicó. Me senté en el sofá, retomé la lectura de “En el último azul” de Carme Riera que, en forma novelada, trata sobre el último auto de fe y persecución de los judíos en Mallorca entre 1687 y 1691, y en el móvil sonó “Solitary man”, es decir, me llamaba.

Hablamos alrededor de media hora de mis vacaciones, la inmediatez de las suyas, lamenté que no pudiera ir a Valladolid y quedó en el aire la posibilidad de que viniera a Madrid a finales de agosto; iríamos a comer huevos fritos a Casa Lucio, recordando aquella inolvidable cena de años atrás con Rocío Jurado, preludio de una noche intensa que algún día contaré.

Estaba, no solo asombrado por la casualidad de la llamada si no que a partir de ese instante empecé a vivir una serie experiencias imposibles de sospechar y mucho menos soñar, aunque lo mejor aún no se había producido. Agosto me reservaba, en un pequeño y entrañable lugar de La Rioja, el momento mas vibrante.

Logroño

Hay dos rutas para llegar a Logroño desde Madrid; una es atravesando Guadalajara en dirección a Medinaceli -¡que hermoso lugar!- y tras coronar el puerto de Piqueras recorrer el cauce del Iregua. En dirección norte por la N-111 recorriendo uno de los rincones mas hermosos de nuestro país. La otra es en dirección a Burgos, y al llegar a la capital castellana escoger entre la autopista y la antigua carretera nacional que recorre el Camino de Santiago en dirección opuesta a Compostela. Escogí la segunda por la emoción que supone ver el reto de la gente en su caminar hacia su meta en Galicia.

Por es carretera me dirigí hacía el lugar en el que viviría uno de los días mas hermosos. Será por la amistad y al cariño que nos profesamos Chema y yo, pero lo que me sucedió el 11 de agosto de 2006, en su tierra –en “su sitio”- no se me olvidará nunca.


Lo mejor de mi

En menos de dos horas llegué a Burgos y de ahí tomé el desvío a Logroño. Iba disfrutando del paisaje y de una mañana espectacular de luz y sol. Al iniciar el recorrido por la N-102 introduje en el autoradio el CD de Lucía “El tiempo dirá”. Mientras la vista se recreaba en el paisaje; los oídos en la belleza de su voz y las canciones de Chema, la mente trasladaba mi imaginación a la bahía de Alcùdia, donde ella debía estar meciéndose en la barca mientras pescaba en su rincón favorito. Eran unos instantes de placer inmenso que deseaba poder compartir con la marinera y lo hice, mentalmente lo hice.

Encuentro en la Plaza del Mercado
Poco después de mediodía entraba en la capital de La Rioja, habiendo sentido como propio el esfuerzo de los peregrinos a los que fui animando según me cruzaba con ellos en su camino a Compostela. Tras dejar el equipaje en la habitación baje a recepción para ojear la prensa riojana y esperar la llegada de Chema y Lucía.

Apenas había comenzado la lectura cuando les vi entrar; primero a Lucía y después a Chema. La cantante de O Incio es una criatura preciosa, alta, esbelta, de tez morena y larga melena rizada. Se mostró cariñosa, dulce y muy natural. Chema y yo nos fundimos en un gran abrazo.

Paseamos por el casco antiguo de Logroño y degustamos unos 'Riojas' con todo tipo de pinchos -entre los que destacó el de champiñón con gamba al ajillo- en la calle Laurel. La conversación fue variada  emotiva. Nos sirvió para recordar viejos tiempos con Chema, hablar sobre la carrera de Lucía, de las canciones que mas me gustaban y, claro, de “Lo mejor de mi” -para mi, una de las mas hermosas canciones de Chema, con la que me identifico plenamente, y de mi primera canción.

Hablamos también -como no- del nuevo disco de Neil Diamond –Chema me consiguió su discografía completa cuando trabajaba en la discográfica que distribuía su material en España-, de los artistas en general y recordé a Harry W. Longfellow, el poeta norteamericano del siglo XIX, al que se le atribuya una frase que refleja como ninguna el porqué de la existencia de los artistas y la música: Dios envió a los artistas a la tierra para hacer felices a los hombres.

Alrededor de las cinco y media nos despedimos para que ellos pudieran ensayar y tomarse un descanso. La actuación era a las diez de la noche en la Plaza de Santa María la Real de Nájera. Quedamos a las 9.

Nájera

Santa María la Real (Nájera) 
Nájera es una pequeña población de unos 7.000 habitantes que se encuentra en los aledaños de la Sierra de la Demanda y es surcada por el río Najerilla que la divide en dos. Al este queda la Nájera moderna y al oeste la villa histórica. Es una población de origen prerromano llamada Naxara, lugar entre dos peñas, por los árabes. Sancho Garcés I la incorporó a Navarra y la donó a su hijo al crear el Reino de Nájera. Tiene una gran historia y es cuna de reyes y condes. Fue capital del reino Nájera-Pamplona en los siglos X y XI, y alcanzó su máximo esplendor en la época de Sancho Garcés III, el Mayor, que la constituyó en punto clave del Camino de Santiago. Se encuentra en la mitad del camino entre Logroño y Santo Domingo de la Calzada y allí, en el pueblo de Gloria, la mujer de Chema, en la Plaza de Santa María la Real, iba a tener lugar el momento mas emocionante del verano.

La impaciencia me vencía y a las 8 de la tarde salí en dirección a Nájera. El escenario estaba desnudo, solo el equipo de sonido, dos taburetes, dos atriles y el juego de luces con un fondo blanco era todo el decorado. Me entretuve hablando con los técnicos y al cabo de unos minutos conocí a Encarna, la madre de Lucía, una gallega maravillosa, amable, simpática y entrañable. Me sentaron entre ella y Marta, la alcaldesa de Nájera.

Este tipo de actuaciones las hacen con playback de música con la guitarra de Chema y voces totalmente en directo. En otras poblaciones, ante mas público, como en las fiestas de San Mateo en Logroño el pasado 17 de Septiembre, o en festivales de mayor envergadura, llevan a la banda en directo.

Salió Chema en primer lugar e interpretó sus primeros éxitos y algunas de las canciones que compuso y produjo para otros artistas como José Luis Rodríguez “El Puma” en sus años de Miami.

Alrededor de media hora después aparece Lucía toda vestida de blanco e interpreta varias canciones de su primer disco “Amores y amores” y casi la totalidad del segundo “El tiempo dirá”. Había una magia en aquella Plaza.

El público estaba correcto, educado y atento, en silencio, disfrutando cada una de las notas y momentos de la actuación; el respeto era contagioso y la explosión de agradecimiento se producía al final de cada canción. No nos atrevíamos a comentar nada entre nosotros mas que entre los aplausos. Era una noche deliciosa, la actuación de Lucía parecía que llegaba al final cuando le pidió a Chema que saliera a compartir con ella el escenario en los momentos finales. Interpretaron una canción a dúo y al finalizar Lucía le dijo a Chema que la siguiente canción era especial para ella y esa noche se la quería dedicar a “alguien que había venido desde muy lejos para verme cantar”; Dirigiéndose al público e intentando buscar a “alguien” con la mirada me encontró y dijo: se llama Juan, y hoy la canto para él (*).

(*) Versión en video editada por C. Purón y Juan D. Rodríguez

En esos instantes sentí un calambre que me estremeció. Su madre me hizo un gesto cariñoso y Marta me cogió del brazo sonriendo, pero yo solo tenía ojos y oídos para Lucía y mi mente para Ella. Miré al cielo estrellado y allí arriba a lo lejos la ví. Lucía cantaba mientras yo veía los ojos de mi protagonista reflejados en cada una de las parpadeantes estrellas del firmamento de Nájera. Aquella noche yo le decía con la mirada lo que Lucía cantaba. Esos minutos, esos instantes fueron inmensos, intensos, inolvidables e imperecederos.

Los tres al acabar el concierto
Joaquín, merece la pena vivir para sentir lo que yo experimenté aquella noche; algo tan extraordinario y maravilloso por alguien tan especial e irrepetible como Ella.

Me quedé sin poder hablar, un nudo se fijó en mi garganta y enmudecí. Cerré los ojos para retener en mi mente toda la magia de aquellos instantes. Todo lo que sucedió a continuación: el resto de canciones, el final del concierto, los bises, todo me resulta imposible describir porque yo ya no estaba allí. Yo también era una estrella en el cielo de Nájera.

La antigua amante y los Stones

Los esperé fuera del recinto. Quería agradecerle a Lucía el momento que me había dedicado, pero rodeada por el público solo pude ver a Chema que se acercó y me dio el mas fuerte, sentido, cálido y largo abrazo que recuerdo.

Cuando nos dejaron solos a los cuatro –hacia las dos y medía de la madrugada- Lucía, Encarna, Chema y yo nos fuimos a tomar unos cafés -y un gin-tonic- y seguimos hablando casi una hora del concierto y la carrera de la artista lucense. Al despedirnos, y tras agradecerle de nuevo la noche que me habían regalado y recordando la conversación que tuvimos en la comida sobre Neil Diamond, les regalé el último disco -“12 songs”- que siempre llevo en el coche.

Tardé en dormir. A las 9 de la mañana bajé a desayunar y salí hacía Burgos por la misma carretera del día anterior, pero esta vez ya no veía el camino, iba transfigurado en un ser desconocido… me sentía diferente, especial. O soy un romántico o me estoy haciendo un sensible o... ¿Qué me está pasando Joaquín? ¿Es la influencia de los sentimientos que me provoca Ella?

Nada mas llegar a Burgos y al salir del parking de la Plaza Mayor una gitana “me asaltó" lanzándose sobre mi para leerme la mano. Me dejé sorprender, me ha había dado una rama de romero y se la rechacé, a lo que me contestó que eso nunca no se puede hacer. En mi inocente sorpresa me dejé coger una mano, luego la otra y, tras decirme que mi vida iba a dar un giro radical, hablarme de mi pasado, presente y futuro, me anunció que me iba a separar, que la chica con la que soñaba pensaba en mi y que tenía unas hijas maravillosas… me dejó en blanco, petrificado y sin… 10 euros.

Aprovechando que iba a pasar por Burgos había llamado un par de días antes a Myriam –¿la recuerdas?-; fue uno de los amores de mi vida, corto, pero de los mas intensos y siempre inolvidable. A pesar del tiempo transcurrido -29 años- nunca la he olvidado y guardo de ella un maravilloso recuerdo. También era artista -cantautora-, y en ocasiones sigo escuchando sus canciones, sobre todo dos de las que compuso y grabó en su segundo disco tras nuestra separación. Hoy se ha convertido en una gran amiga y se dedica a investigador documentos de la Castilla del medievo.

Cuando la escucho mi mente regresa a aquellos últimos meses del '76 recordando un amor apasionado, excitante y ardiente. Como ella misma decía en una de las canciones nunca olvidaré que una noche de invierno me enseño a volar; fueron tres meses desenfrenados de una pasión desbordada e intensa. Realmente tuve miedo en aquél momento y, aunque nunca me arrepentí de poner fin a nuestra relación, reconozco que con ella descubrí la mas hermosa forma de amar y sentir.

He tenido suerte con las mujeres que he amado, porque de todas ellas he aprendido, y todas me han enseñado a vivir con pasión y a entregarme sin límites. Hoy mantengo con todas ellas una maravillosa y estrecha relación.

Pasé un día muy hermoso con ella; le conté lo que estaba viviendo este último año y el concierto de Nájera; ella me habló de sus nuevos proyectos y de su nuevo amor. Fue una gran guía turística; me llevó por las zonas históricas de la ciudad, los lugares del Cid, me enseño su buhardilla --de la que tanto me había hablado-, recordamos las canciones que me dedicó y grabó, y regresé a Madrid con “Te quise libre” y “Me fui despacio” en la cabeza. De vuelta volví a escucharla.


Al llegar a casa envié un sms a Chema y a Lucía agradeciéndoles la mágica noche que me habían ofrecido, el día de su vida que me habían regalado, y les pedía que al acabar la actuación en Cambados me llamaran para contarme como había ido el concierto. 

A las tres de la mañana me enviaron un mensaje disculpándose por no llamar porque era muy tarde. Ví el sms y agradecí que no lo hicieran porque estaba roto entre las emociones, las sensaciones experimentadas y el cansancio.

A la mañana siguiente sonó el móvil: en la pantalla apareció el nombre de Chema pero al abrirlo oí la voz cariñosa, dulce, emocionada y cálida de Lucía contándome como había ido la actuación de la noche anterior y diciéndome que el disco de Neil Diamond les había encantado alabando la fuerza de las letras, la música y la producción... Decía que no hacían mas que avanzar y retroceder cada canción -realmente es un gran disco-, y Chema me dijo que me lo agradecía porque de esa manera el también seguía aprendiendo y evolucionando como productor, compositor y artista (¡). Quedamos en vernos a primeros de septiembre en Madrid.

El 14 de agosto tocaban “tus” Rolling Stones en Valladolid y desde hacía tiempo estaba deseando que llegara esa fecha para revivir otro concierto de tus chicos, pero fallaron. Una “laringitis” de Mick Jagger les obligó a cancelar la actuación. Me enteré según entraba por la puerta del Hotel, el director nos había reservado dos suites para esa noche, pero ya había cancelado una la semana anterior. Fui a ver a Manu, entonces director de M80 Radio, tomamos unas tapas con su mujer y al caer la noche tras comprar una camiseta de recuerdo del “concierto que no fue” y dejar el hotel con la misma frustración de toda la gente que había ido a verlos, regresé a casa.

Casa Lucio
Unos días antes de volver a trabajar tenía que llevar el coche al taller. Para hacer tiempo hasta que me lo entregaran decidí dar un paseo por la ciudad, bajé a mi antiguo barrio de Argüelles, me detuve ante mi primera casa, volví a pasar por delante de mi colegio, recorrí el Parque del Oeste, fui hasta la Plaza de España y el Palacio Real… Sin darme cuenta mis pasos me llevaron a la Plaza Mayor, el Arco de Cuchilleros, la Cruz Verde y cuando me quise dar cuenta estaba ante “Casa Lucio”; no me lo podía creer. Se suponía que unos días después íbamos a comer allí unos huevos fritos.

Subí por la calle Toledo, atravesé la Plaza Mayor, crucé Sol y bajando por la carrera de San Jerónimo decidí entrar en el Prado. Me apetecía volver a ver las obras de Velázquez y Goya, pero sobre todo encontrarme con “Las Meninas”. Es sorprendente como sigo descubriendo matices y experimentando nuevas sensaciones cada vez que veo ese cuadro del genial pintor sevillano. Realmente es una obra cumbre del arte.

Disfrutando del lienzo llamaron del taller para decirme que habían detectado otros problemas en el coche y tardarían varios días en entregármelo. De esa forma tan poco lírica terminaron unas imborrables vacaciones. 

Me esperaban cuatro meses que iban a ser el final de una vida y el definitivo nacimiento de la nueva que empezaba a vislumbrar. Iban a ser cuatro meses imborrables con un impredecible final de año.

Septiembre, Carlos Llamas y ¿una carta imposible?

De vuelta al trabajo había que preparar la presentación de la nueva temporada; reuniones, correos, llamadas,… Lo de todos los años, pero en esta ocasión no era igual. No se trataba de que viniera con las “pilas recargadas”, no, era una sensación diferente y nueva. Estas vacaciones había disfrutado de la amistad, y había conocido gente maravillosa. Debo agradecerle a la vida el tiempo que estoy viviendo desde hace un año.

La Izada
No te puedes imaginar, Joaquín, como me siento. Cada día estreno la vida; deseo despertarme para disfrutar del regalo de cada momento, todo lo hago de buen humor y la gente que me rodea lo ha percibido. Esas dos semanas de frenético trabajo coincidieron con sus vacaciones y aunque me dijo que posiblemente viniera a Madrid el día 26 al final no pudo ser.

Y llegó el 4 de septiembre; Apenas pudimos llamarnos, enviarnos correos o mensajes porque ambos estábamos desbordados: Ella con los actos de la Diada de Mallorca, una fiesta en la que se conmemora el Juramento del Rey Jaume II en 1276 de la “Carta de franqueses i privilegis del Regno de Mallorca”, y yo con la programación. La presentación de la nueva temporada fue en la Casa de América y tuvo una gran cobertura, clientes y anunciantes con una gran repercusión mediática. Los actos de Mallorca eran una semana mas tarde.

Charly tiene mal aspecto

Al acabar la presentación de la radio, Gladys, la mujer de Pedro –ambos fotógrafos que colaboran en los actos de la radio-, me dijo que no había visto con buen aspecto a “Charly” Llamas, yo no le di mas importancia y le contesté que no le notaba nada especial. Dos semanas mas tarde le diagnosticaron el cáncer que nos lo quitó para siempre un año después. Solo regresó ante el micrófono un par de semanas en Mayo y el 4 de octubre de 2007 nos dejó.

Esa semana se fueron precipitando los acontecimientos: El martes nos reunimos en la radio para hablar del disco de Lucía Pérez “El tiempo dirá” y de su futuro. Chema se fue contento por lo tratado y, aunque Luis Merino no pudo venir a comer con nosotros, salimos pensando que la reunión podría tener trascendencia para el futuro de la cantante gallega. Chema es un tipo íntegro, amigo y de una exquisita sensibilidad. Hablamos sobre la reunión, de su trabajo como productor y autor, de sus hijos y del trabajo que está haciendo uno de ellos dentro de un grupo creativo llamado Boamistura y que, entre otras cosas, estaba decorando con un enorme graffiti la terraza de la nueva casa de Santiago Segura. Al final me convenció para que le enviara lo que había escrito en el autobús una tarde de mayo.

…Y por fin, un nuevo comienzo

El miércoles 6 llegué pronto a casa y tras una breve conversación, pendiente desde hacía seis años, Paloma y yo acordamos el divorcio. Como la propia vida todo nace, se cuida, se mima, crece, se desarrolla y muere, también la vida en pareja, las relaciones y el amor. Como nuestras hijas vieron que todo estaba bien, y nunca habíamos tenido malentendido alguno ni mala relación, todo fue fácil. Debo decir, parafraseando a Platón, que lo que empezó bien acabó bien. El lunes 11 fuimos al abogado y antes de que acabara el mes de septiembre el divorcio será un hecho.

Ahora empieza una nueva vida, una nueva época, un nuevo camino a recorrer… Estoy expectante y esperanzado aunque no se me ocultan las dificultades que me voy a encontrar, pero tengo la energía suficiente para afrontarlas y una experiencia como ser humano que me da fuerza y garantías. No me siento en el final de algo, si no en el principio de una nueva época. Me siento renacido, liberado, como un hombre nuevo dispuesto a disfrutar de cada instante que me vaya dando esta nueva vida y, suceda lo que suceda en el futuro, la aparición de la Marinera me ha dado vida y energía para afrontarlo. Aunque sólo sea por eso, siempre le agradeceré su existencia y haber surgido en mi vida. Como te he dicho varias veces, conocerla me ha hecho feliz.

Joaquín; como verás el verano ha sido intenso y emocionante, pero tu sigue ahí porque esto continua.

Un abrazo y hasta siempre, hermano,

Johnny

¿Una carta imposible?

Marinera:

Eran las tres de la mañana, me había quedado dormido, apoyado en el respaldo del sillón ante el ordenador pensando en cómo terminar esta carta-relato. Cuando entreabrí los ojos no podía creer lo que tenía ante mi...:

Hello Johnny:

Gracias por tus cartas, por tus relatos y por compartir una vez mas conmigo tus emociones y sensaciones. Veo que sigues en plena forma, my friend.

No me puedo alargar demasiado –utilizando la terminología de tu mundo- porque aquí el tiempo no existe, es otra dimensión. Te diré que estoy disfrutando con tus vivencias, experiencias y cartas. Te escucho, te veo, y me alegro; sufro, disfruto y me emociono contigo. Tu forma de contar me ha hecho recordar nuestras conversaciones en el “Viejo Pulcro”, en “el Segoviano”, las comidas y conciertos con grupos, intérpretes y cantantes de todo el mundo que conocimos tanto aquí como en nuestro viajes, cuando disfrutábamos con Rod Stewart, Ian Dury, David Bowie, Doctor Feelgood, "mi" Paul Mc Cartney, "tu" diamantino amigo, Peter Frampton, "nuestros" Rolling, Roxy Music, Rick Wakeman, Kansas, Chicago y Patti Smith en Barcelona... ¿Vas a contar "lo de" tu encuentro con ella?

He entendido tu separación y te animo a que empieces esa nueva vida, levantes la vista y disfrutes porque te aseguro que la etapa que empiezas va a ser sorprendente y maravillosa, lo estoy viendo.

No puedo desvelarte el futuro, pero disfruta cada instante que estás viviendo y de lo que la vida te está regalando. Por lo que me has contado en tus cartas Ella debe ser una mujer maravillosa, que tiene unos amigos formidables que la hacen disfrutar de su lugar, su ambiente, sus gentes, sus viajes y el mundo que ella misma se ha sabido crear. Solo te daré un consejo “my friend”: Es un ser tan especial que debes disfrutar del hecho de conocerla; es un regalo de los dioses.

Creo que me has “entendido” y ya sabes que siempre hablé poco, además con un gesto nos entendíamos. Solo te diré que me gusta que me escribas contando tus “experiencias marineras”, y por cierto, me encanta que escribas canciones, ¿Me dedicarás alguna?

Ya sabes Johnny, my friend; “Hello, hello y abrazos para ti y besitos para Ella”.

Joaquín

* * *
Marinera:
Lo han llamado escritura mecánica, inconsciente,... no sé. Ya te dije que iba a ser difícil de expresar todo lo experimentado, vivido y soñado este verano de 2006 que en muchos aspectos, casi todos, ha sido definitivo e inolvidable, pero esta "aparición"... No se que mas decirte, no puedo seguir.

Un beso, te adoro.

Juan

PD: La canción que cierra esta carta también te la envié una mañana de primavera y te gustó. Dice tantas cosas sin saber como decirlas…

+ + +

La banda sonora de un tiempo nuevo
(Una carta solo para ella)

El 12 de diciembre de 2006 -el día de su cumpleaños- me llamó Chema y me invitó a tomar un café en su casa para hablar de los proyectos del nuevo año. A las seis de la tarde llamaba a su puerta. Me abrió Gloría, su mujer, y tras un fuerte abrazo y un par de besos, vino Chema, hablamos en la cocina mientras se hacía el café y subimos a la buhardilla. Me pidió que me sentara en su sitio, frente al piano, cerca de la guitarra, junto al ordenador, pulsó el intro y...

No podía creer lo que estaba escuchando. ¡Había puesto música a lo que escribí en un trayecto de autobús allá por el mes de Mayo! El resultado era increíble… emocionante… no sabía que decir, no me salían las palabras. La escuche una y otra vez, y otra mas, y otra y otra… Estaba tan emocionado que no me salían las palabras, ni tan siquiera podía llorar. No sentía el corazón, me encontraba ingrávido, flotante… mareado.

No recuerdo cuanto tiempo transcurrió hasta que pude hablar. Chema me miraba sonriendo y expectante. Me tomé un respiro y nos sentamos en el sofá. Me pidió me opinión… “¿Estas loco, estamos todos locos, que me va a parecer?” No había palabras que describieran mi estado de ánimo y mi agradecimiento. El resultado era todo lo que sentía…

Es admirable la capacidad del artista para crear, para generar empatía y concebir una música que describe tan a la perfección un sentimiento, un estado de ánimo y una historia. El día de su cumpleaños, mi amigo me había hecho el mejor regalo a mi..., y decidí que ese iba a ser mi obsequio de Reyes a la Marinera, ahora ya protagonista de la creación de un artista de enorme sensibilidad.


De vuelta a casa no paraba de sonar la canción en el coche, y durante los días siguientes solo escuchaba “Marinera”. Nos felicitamos las navidades, hablábamos constantemente, seguíamos escribiéndonos, pero me costaba un mundo mantener la serenidad. En algunas ocasiones me decía que me notaba diferente, nervioso, como impaciente,... pero le contestaba que debía ser una apreciación suya por cómo le afectan estas fechas.

Le envié a Pedro una selección de fotos para editar el CD, y se puso manos a la obra. Al cabo de una semana tenía ante mi el resultado de su trabajo y preparamos la edición.

El 4 de enero preparé el envío del cd con un juego de varios sobres como si de muñecas rusas se tratara poniendo en cada uno de ellos algún mensaje. En el primero de ellos le pedía que no lo abriera hasta las 12 de la noche del día 5 o a primera hora de la mañana del Día de Reyes, pero no se lo tendría en cuenta si lo abría antes.

En el penúltimo sobre incluía la carta en la que terminaba por desnudar definitivamente mi corazón ante ella y a continuación la invitaba a escuchar el del cd del último sobre.



Madrid, lunes, 25 de diciembre de 2006

Hola Marian:

Te estoy escribiendo estas líneas en la tarde del domingo 17 de diciembre de 2006. No sé cuando te entregaré esta carta y lo que habrá sucedido hasta ese momento, incluso ahora, cuando estoy ante el ordenador, desconozco si te la entregaré, pero siento la necesidad de decirte todo lo que llevo dentro desde hace mas de un año.

Ambos conocemos lo que hemos vivido, y tú sabes lo que siento a través de las cartas que te he ido enviando. Que curioso; llego aquí y no sé como seguir. Lo mejor será empezar por mis sentimientos.

Te quiero Marian, si, te quiero y ya lo he dicho. Le he dado tantas vueltas a como lo iba a hacer… Esto no es lo que había soñado y es posible que tenga unas consecuencias dolorosas para mi porque creo que para ti no lo debe suponer. Eres feliz en tu independencia, tu isla, tu familia, tus amigos, tus viajes, Jaime…

Me gustaría que te sientas halagada por los maravillosos sentimientos que has despertado en mí y no solo de cariño, amor y pasión ¡Quién me iba a decir que a estas alturas de mi vida iba a experimentar sensaciones no conocidas algunas y olvidadas otras! No, no te sorprendas, es cierto. Puedes pensar con toda razón cómo es posible que alguien como yo no haya sentido, vivido o disfrutado esas sensaciones diferentes e increíbles que me han hecho volver a vivir con la ilusión del nuevo día, disfrutar de cada minuto de mi vida y dormirme con una sonrisa de felicidad en mis labios.

Pues todo eso lo has logrado tú y por eso debes sentirte halagada y nada agobiada ni comprometida a nada. Solo en el impensable caso de que sintieras en lo más hondo y escondido de tu corazón un pequeñísimo rescoldo de calor hacia mí ya merecería la pena seguir disfrutando de cada minuto de mi vida.

¿Recuerdas que te dije en cierta ocasión que conocerte me hacía feliz? Me conformo con cosas pequeñas; cuando me llamas, cuando me envías un email contando lo que haces, dónde vas, como te diviertes… te imagino y me sueño a tu lado disfrutándolo contigo. Cuando el dolor te atraviesa, cuando la vida te da la espalda o a un ser querido le va mal me encuentro a tu lado sufriendo contigo, y quisiera hacerte llegar mi cariño, compañía y solidaridad… una caricia que te aliviara el momento.

Te decía antes que desearía que te sientas halagada, pero realmente quien se siente un ser privilegiado por conocerte soy yo. No te puedes imaginar la cantidad de veces que he agradecido al destino que tuviera que sentarme en tu mesa aquella noche de octubre en Ibiza.

Todo lo que he vivido y experimentado a lo largo de este año gracias a ti y que te he ido contando en esas cartas ya forma una parte esencial e irrepetible de mi vida: Esencial porque pase lo que pase de ahora en adelante has hecho que viva el año mas intenso y feliz de mi vida… ¡y no nos hemos visto! GRACIAS.

Pero también hay dolor, mi dolor: El dolor de no haberte conocido antes, el dolor de la distancia, el dolor de la diferencia de edad, el dolor de los que te han causado dolor,... y me pregunto ¿Qué debo aprender, que pensar de conocer la existencia de un ser como tu? Nunca hemos sabido interpretar los deseos o intenciones de los dioses. En un principio pensé que tu aparición en mi vida era para compensarme de algo, en otro momento que podían servirse de ti los dioses para dar un giro a mi vida, en otros pensaba que realmente te habían puesto delante de mi para compensarnos a ambos de desgracias pasadas o para que fuéramos conscientes de que, también aquí y ahora, existe la felicidad poniéndonos uno ante otro para vivirla y disfrutarla.

Es posible, casi seguro que la aparición de un ángel como tú en mi vida haya sido para que fuera consciente de que aún puedo sentir, vibrar y emocionarme, pero en ese caso me pregunto… ¿Y yo? ¿Para qué? ¿Para qué he aparecido en tu vida? ¿Qué puedo aportarte yo...?

Un día de los que chateamos sentí uno de mis calambres y te dije que iba a escribir una canción. Pocos después de regreso a casa un impulso hizo que sacara del bolso un pequeño cuaderno de notas, y una fuerza desconocida y maravillosa tomó mi mano haciéndome escribir lo que vas a escuchar. Ahí tienes en forma de canción lo que me has hecho sentir. Nunca pensé que podría hacer algo así, nunca he obsequiado con tanto amor y deseos de hacer feliz a otra persona como en las ocasiones que te enviaba un detalle, una flor, un disco, un ramo, un sms, un correo, una peli…

Esto es solo lo mejor que te puedo dar de mi en la distancia con todo mi amor y pasión. Hay mas canciones, pero esas no las he terminado y no sé si lo haré algún día. Hablé con Chema, le conté lo que estaba sintiendo y lo que había escrito, me pidió que se lo enviara ofreciéndose para ponerle música. Lo que vas a oír es el latido de mi corazón en tus manos, en tus oídos y quisiera llegar a estar en ti durante esos instantes como tú estas en mí.

Cuando estoy escribiendo estas líneas he pensado en aprovechar un viaje a finales de Enero a Palma para verte y darte esta carta con el cd en el momento de despedirnos y esperar… esperar un gesto, una llamada, un nuevo encuentro no lo sé…, quizás he visto muchas películas de final feliz, aunque mi final feliz no tiene porqué ser tu final feliz y por eso no lo voy a hacer.

Esta carta y el CD serán mi regalo de Reyes. Cuando la recibas estaré en Madrid, no sabré la hora, el momento o lo que estaré haciendo, solo sé que te quiero, solo sé que necesitaba decirte todo esto y mas, pero los sentimientos… ya sabes, se desbocan en mi mente por salir todos a la vez,… Necesitaba darte –enviarte- esta carta, y decirte lo feliz que me has hecho sentir, pero creo que una vez mas tirara de mí el lado de la sensatez y me quedaré aquí “sentado en el banco de la estación esperando que llegue el tren” que te traiga -¿recuerdas Penélope?-, pero sé que no vendrás; eres feliz con lo que tienes y yo un soñador que, durante poco mas de un año de su vida, vivió en una nube a la que un ángel trasladó y nunca viviré lo suficiente para agradecérselo.

Siempre esperando, incluso “más allá de donde la mirada nos alcanza” –como decías en aquella carta que me enviaste- y sea aquí y ahora, en este momento o en otro, en el presente o en el futuro, en esta vida o en otra -si existe- siempre estaré esperando tu regreso, noticias sobre tu bogar, un gesto, un rumor,… como te decía en la primera carta para invitarme a navegar contigo. Aunque pasen treinta años o una eternidad yo siempre te estaré esperando. En cualquier caso rogaré a los dioses del mar de la vida para que tengas una singladura pletórica y feliz.

Escucha la canción, siéntela… ¡ojala la puedas vivir! Espero que la disfrutes tanto como yo al escribirla.

Te envío ese beso que nunca te di. Te quiero cariño, te quiero. Hasta siempre,

Juan

… Y si esta carta te causa algún dolor disculpa, pero necesitaba “cantarte” lo que siento.

PD: La posdata la estoy escribiendo el día de Navidad, son las 11,46 de la mañana.





Epílogo


El final es la historia


Querido Joaquín:

¿Qué tal estás? Perdona que abra esta última carta haciendo una pregunta tan tópica en este mundo terrenal, pero no se me ocurre otra forma de saludarte, aunque imagino que estarás “infinita y eternamente feliz”.

Pero ha llegado el final, este final. El final que se ha producido desde el principio y en cada carta, porque la historia es el final y el final es la propia historia sin fin. 

Hace tanto tiempo que “no hablamos…” Es posible que te sorprenda esta nueva carta sobre la Marinera porque no te hablaba de ella desde hace cinco años, pero quería contarte y compartir contigo una época de mi vida muy especial, y no quería terminar este recuerdo sin volver a escribirte para hacerte partícipe de mis agradecimientos.

Como sabes no todos los momentos sucedieron como están descritos con el propósito de preservar conversaciones y situaciones que corresponden a la intimidad de las personas. No hay exageraciones en lo contado, pero si me he permitido algunas licencias –digamos- creativas. Esos catorce meses que tan bien conoces fueron de una enorme intensidad y que, como sabes, sirvieron para dar un nuevo giro y sentido a mi vida que aún continua.

Además de los protagonistas de esta historia también la vivieron -y padecieron- según iba transcurriendo, Hélène, auténtica confidente y quien se encargaba de tirar de la nube para que tuviera los pies mas cerca del suelo. Nunca le agradeceré lo suficiente la paciencia que tuvo, y el tiempo que me dedicó para escuchar y soportar mis ilusiones de maduro adolescente.

Benja, mi amigo del alma, indignado e insurgente –como él me llama-, al que le agradezco la sabiduría de sus consejos, su compañía y el apoyo en los momentos mas duros. El fue un pilar fundamental en un momento muy delicado y ahora, que tenemos tiempo los dos, disfrutamos de la amistad, de su “terreta” y de los mejores arroces.

Laura Sánchez es un amor de mujer, una tarraconense a la que quiero con todo mi corazón y con la que he compartido ilusiones, trabajo, emociones y complicidades. El amor la ha maltratado en varias ocasiones y está en deuda con ella. Sé que la vida la compensará pronto con creces y siempre me va a tener a su lado. Raquel Gómez, actriz, modelo y excepcional artista, tanto de ballet como de danza española, que entró con tal fuerza en mi vida que se ha convertido casi en mi mismo, y es desde entonces una fuente de inspiración. ¿Sabes? Solo ella me ha acompañado a Pastrana… (¡) Myriam, un gran amor que rompí hace demasiado tiempo y que aún sigue en mi vida como una excepcional amiga, aunque nos veamos muy de tarde en tarde. Carlos Mateo me cogió en un momento muy delicado y me hizo ver que los mas ínfimos y pequeños momentos de la vida hay que saber disfrutarlos y paladearlos como inmensos e infinitos. Javier Balaguer, enorme director de cine que lo demostró en Solo mía, se convirtió en un gran amigo en el rodaje de Escuela de seducción y me emocionó con Oriundos de la noche, el docudrama sobre los asesinatos de las hermanas Mirabal bajo la dictadura de Leónidas Trujillo en la República Dominicana y con el que comparto mi amor por Altea. Marisol, “mi jefa de prensa”, junto a Elena y Nuria, compañeras de trabajo, por su cariño, complicidad y comprensión en mis mas exaltados estados de ánimo. Antonio San José, excepcional periodista y apasionado de la música, al que le debo mi nueva vida y con el que coincidimos aquellos años de innumerables viajes de concierto en concierto. Nunca le estaré suficientemente agradecido. Chema, mi hermano, del que no tengo palabras para agradecer todo lo que ha hecho, y sigue haciendo, por mi. Artista y creador constante e infatigable con una fuerza, ánimo y convicción que hace que todo lo que se propone llegue a buen puerto, y tan insensato como para atreverse a poner música a mis delirios en uno de los momentos mas importantes de mi vida.

Sabía que cuando te marchaste no me dejabas solo compañero, hermano; en mi interior sentía la misma paz y felicidad que compartíamos en el “Viejo pulcro” de Desengaño, en viajes, compartiendo confidencias en la redacción de El Gran Musical, en programas de Los 40 Principales o cuando te insistía en preguntar sobre el “cuando”. Por eso sé que te quedaste en todos y cada uno de ellos.

En varias ocasiones me han dicho que escribiera la historia, que la convirtiera en una novela, en un guión, y que le pusiera un final. ¿Un final? La vida solo tiene un final cuando se acaba, mientras tanto hay episodios, capítulos, encuentros y olvidos, pero lo que se vive, o se ha vivido intensamente, no tiene final porque renace cada vez que lo recuerdas.

El principio y el final están en la misma historia porque como he dicho siempre, conocerla me hizo feliz. Me hace feliz, saber que existe, que está en su “roqueta”, que viaja con frecuencia a su otra isla amada, también por ti, Manhattan -que casualidad-, que es feliz en su barca, llenándose los ojos de la belleza de su inmenso mar, con la casa que se está haciendo… Saber todo eso de Ella me hace sentir privilegiado por haberla conocido.

Hace unos días me decía que la valoraba demasiado y la tenía en un pedestal. Es posible que lo hagamos con las personas que nos importan, por nosotros mismos, por la energía que nos emiten o porque nos han marcado totalmente. Lo que importa es lo que proyectan sobre nosotros y la Marinera me dio la felicidad y me hizo sentir vivo de nuevo.

Como sabes las cartas originales -que te enviaba a ti- están en su poder. Lo que he ido contando es básicamente lo esencial pero respetando todo aquello en los que su intimidad no se viera alterada, de ahí -incluso- que no haya publicado su foto. Lo que aparece en el blog lo he ido adaptando después de que ella recibiera el original para dar su aprobación. Realmente me volvió a sorprender con su generosidad porque, tras pedirle autorización para utilizarlas como relato, me contestó que no tenía que hacerlo porque esas cartas eran tan suyas como mías, y tuyas, Joaquín, de los tres.

Cada 28 de octubre vuelvo a recordar aquel encuentro, pero este año sentí la necesidad de trasladarlo definitivamente al ciber-papel para compartirlo. Su presencia regresó, si bien nunca se había marchado.

La vida cada día te presenta algo nuevo e irrepetible. De todas esos momentos sacamos experiencias y riquezas y, esta historia, como todas, finalizará el día que ambos nos reunamos contigo allí donde estés. Mientras tanto mi ilusión por la vida, mi pasión por el amor, o -como dice Hélène-, mi estado de enamoramiento, me acompañará siempre porque no hay nada mas hermoso que la ilusión del amor…

Querido Joaquín te envío un fuerte abrazo y cuida de todos nosotros.

Johnny

PD: Disculpa, ha sonado el teléfono… Voy al aeropuerto…


Villaviciosa de Odón, 20 de diciembre de 2011
Juan D. Rodríguez

Comentarios

  1. He vuelto a leer tu historia con la "Marinera" y de nuevo me he emocionado.Eres grande Juande

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    1. No sé que decir... Infinitas gracias por entrar en mis emociones. Besos...

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  2. Como siempre recordar a Joaquín Luqui es relajante y sosegado aunque el pecho se vuelva un poco loco con todo lo aprendido con él. La imagen de su pelo revuelto y su sonrisa de medio lado, esa voz que susurraba lecciones de vida. Grande Joaquín!

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